[ bicitácora en eterno borrador ]

[ bicitácora en eterno borrador ]

primero desde las montañas de Colombia, del Perú y del Ecuador. después desde la Amazonía toda hasta el extremo oriental brasilero. París. Sarajevo. Y ahora, Delhi..

nota: Las entradas no están en orden cronológico, pero cada una tiene fecha: 'd' corresponde al día de viaje, siendo el primero -el día del viaje- el 'd 0'.

martes, 22 de diciembre de 2009














—Hoy pedí unos días libres y conseguí que el Parque nos diera permiso para acampar en el Garrapatero —dijo mi primo.
—¿El Garrapatero? —pregunté imaginándome un lugar poco agradable, —¿Qué es eso?
—Un paraíso, ya verá. Y lo bueno es que para ir nos toca pedalear y recorrer media Isla. La gente normalmente alquila una camioneta que los lleve, pero nosotros nos vamos en bici.

Llevábamos varios días en Galápagos, las Islas Encantadas que inspiraron mitos y leyendas, y estimularon las mentes de Darwin, Melville y Vonnegut.(...)



Este artículo
fue publicado en la revista Viajes & Aventura, # 11, diciembre 2009
Leer acá
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ver fotos de galápagos
www.nicolasvanh.com

jueves, 19 de noviembre de 2009

con el silencio el cielo se tiñe de rojo

Cuando estuve recorriendo el amazonas oí una historia que me impactó mucho.
Quise entonces escribir un cuento.
Pero el tiempo pasó y pasó hasta que entré al Taller de Escritores de la U. Central.
El final del taller fue un concurso de cuento.
Trabajé la idea que venía rumiando desde que la oí en medio de la selva y para mi felicidad, me gané el concurso: me dieron dos libros de cuentos, y quedé bien motivado.

Ahora publico el cuento en un blog donde estoy empezando a escribir en esta vida sedentaria: reflexiones sedentarias y algo más


viernes, 16 de octubre de 2009

¿cómo hacer zapatos de viaje?


alguna vez mi tio cesar (que no es mi tio), hace muchos muchos años ya, me enseñó como hacer mis propios zapatos para recorrer el mundo con llanta de automovil de suela y cuero. Hace muchos muchos años más él los hizo y recorrio medio monte con ellos. Ahora lo comparto.

martes, 11 de agosto de 2009

conversaciones con luisa. de los oficios, el tiempo y el viaje

martes 121 de agosto, 2009 *
_bogotá d.c., colombia

Una de estas noches estuve hablando con Luisa, y al parecer se me soltó la lengua con este tema de la vida. Hoy recibí un correo suyo:

Me ha dejado pensando la maravillosa actitud de tomarse el tiempo y el espacio para decantar y avanzar según el ritmo y dirección que esa actitud misma propone. Es inspirador sabe, y hace que recuerde esas cosas que uno sin querer queriendo va dejando de lado, pero que al fin y al cabo son fundamentales, son las que le hacen a uno feliz... un abrazo e intentaré ir esta noche a su exposición

A lo que contesté:

Pues sabes, el viaje fue para mí eso, darme la oportunidad de tener el tiempo (el espacio a veces) de hacer las cosas que siempre quise y nunca pude por a) falta de tiempo b) comodidad c) vida social d) etc etc etc, que implicaban mi vida en bogotá.
En el momento que salí de viaje puse tres oficios en frente mio:
hacer fotografía
escribir
cocinar
y dejé abierta la puerta a otros oficios que fueran apareciendo naturalmente. (Sabía que la música era otra de las patas del viaje, pero no como músico, sino como apasionado y coleccionista.) La cuestión era de oficios, y esos oficios debían darse según el estilo de vida que yo quisiera vivir. La vida de viaje es el estilo de vida que siempre me ha hecho sentir completo, así que era un buen marco para desarrollar mis oficios. En bogotá hay muchas cosas ya predeterminadas desde siempre. Al estar en la mitad de la nada, yo construyo mi mundo desde ceros, o mejor, desde adentro. Y eso fue, a eso me dediqué. Y el resultado es ahora lo que soy. Y cada vez que esté en duda, lo haré, me iré de viaje. Y procuraré siempre gastar el tiempo en las cosas que me gustan, y no en las que no, que es lo que me termina pasando en la gran ciudad.

Te mando un abrazo grande

miércoles, 15 de julio de 2009

la selva amazónica : . inmensa monotonía / exhuberancia limitada








Este artículo se publicó en la revistaexclama.com


Adentro todo se acerca, afuera todo está lejos. Adentro es exceso, enredo. Afuera es llano, ausencia. El claroscuro del bosque se contrapone a la luminosidad total que baña el río. El bosque son capas superpuestas, el río son fondos planos continuos.


…íbamos pues de cara al oriente, trepando la última cuchilla de la cordillera azul que escondía el sol naciente, por un camino bordeado de naturaleza verde exuberante. Al otro lado nos esperaba la selva...
(Una deformación de original de F. Vallejo)

Por la noche, el río se convirtió en una serpiente camaleónica que cambiaba su disfraz de acuerdo al movimiento de las nubes plateadas por la luna. Al día siguiente, el sol naciente lo convirtió en una víbora centelleante que engordaba y se adelgazaba mientras se contorneaba por entre las escasas playas que dejaba su cuerpo. Así, atravesó lentamente el denso bosque hasta fusionarse con el mar.

El río Amazonas es el más largo del mundo. Es tan largo, que si atravesara el planeta en línea recta llegaría más allá del centro de la tierra. Pero a pesar de su magnitud, atraviesa sin prisas el bosque más grande. Son el uno para el otro. Eso que llamamos río, no es tal cosa, es una interminable red de redes que contiene un quinto del agua dulce del planeta. La selva siempre ha sido bosque y agua. A veces el agua la recorre, la recorta: son los ríos. A veces se queda quieta y descansa: son los lagos. Otras veces crece e inunda los suelos: es la varzea.

La selva es, a primera vista, homogénea y monótona. Con tiempo se revela como un cuerpo complejo, hecho de contradicciones que dialécticamente se complementan y permiten que este sueño -o pesadilla- exista.

En la selva uno se mueve entre dos espacios radicalmente opuestos. Se está adentro o afuera. En el inmenso río el espacio es abierto y la tierra es una lejana línea horizontal que separa el agua del cielo. El cielo y el río son inmensos. La luz es omnipresente. Las nubes aparecen cómodas en este espacio infinito, todas caben. Al llegar a tierra y entrar al bosque, tan sólo pasando ese límite, el espacio se cierra, se oscurece, el cielo desaparece y no es posible recibir rayos del sol de manera directa. Cuando llueve en el río todo queda sumergido, el aire se convierte en agua que lo remueve todo y todo lo remoja. En cambio dentro del bosque la lluvia es lejana y solo se percibe cierta humedad. Adentro todo es variedad vertical, afuera es horizontal e uniforme. Adentro todo se acerca, afuera todo está lejos. Adentro es exceso, enredo. Afuera es llano, ausencia. El claroscuro del bosque se contrapone a la luminosidad total que baña el río. El bosque son capas superpuestas, el río son fondos planos continuos. El bosque está quieto, en el río todo fluye.

En el río el cielo es muy grande. Enorme. Tan grande que al mismo tiempo se puede ver lo que ocurre en toda la región: desde la cubierta del barco se ven al mismo tiempo el amanecer sobre tierras brasileras, una tormenta sobra Leticia, el sol abrasador sobre Tabatinga, y el atardecer en el Perú. Sin embargo, a pesar de esa inmensidad espacial, en el río siempre se está en espacios reducidos: barcos, lanchas, canoas. Todo se puede abarcar con la vista, pero el cuerpo no llega lejos. En el bosque, aunque la vista está obstaculizada por la maraña vegetal, el cuerpo puede caminar libremente.

En época de lluvias el agua cubre toda la tierra salvo las partes altas. Por donde antes se caminaba ahora se deslizan canoas. Es una época difícil, pero abundante. En la época seca el agua retrocede, los ríos adelgazan. En las playas que deja el río al disminuir su cauce, aprovechan la tierra para sembrar, calculando el tiempo de cosecha antes de la creciente. En el Perú se ve fríjol, arroz y maíz. En cambio en Colombia y en Brasil esta práctica no se da más que en casos aislados.

Hoy en día no sólo se encuentran ciudades en medio de la selva, también hay citadinos. Gente que ha venido del interior -montañeros- buscando fortuna. Además de comerciar, poco hacen. No les interesa conocer la selva. Peor aún, les aterra. Cuando ven que alguien tiene ropa extraña, preguntan con cara de asco y temor: ¿va a salir al río? Por el monte, por ese ni preguntan. Por algo será.

La selva es la tierra donde las plantas se abrazan, se arrunchan y se apapachan. El piso de la selva es oscuro, difícil para la supervivencia de las plantas. Sólo unos pocos árboles nacen de la tierra y suben al cielo, y sólo los más fuertes pueden llegar a la luz.

Dentro de la selva no hay suelo como normalmente se concibe. Si uno escarba, es poco lo que encuentra, las redes de tejidos en el piso hacen de la labor muy dispendiosa y si se logra profundizar un poco sólo se encuentra barro, arcilla y, a veces, agua. El suelo es una sobreposición de hojas, semillas, palos, troncos caídos, bejucos, lianas, raíces, frutos, y flores, todo en descomposición eterna. Acá no hay tierra como se conoce en otras partes. Sin embargo, no existe la asquerosidad de lo podrido, pues es tan rápida la captación de nutrientes, que antes de podrirse ya están siendo reabsorbidos por los demás seres. Lo muerto alimenta lo vivo en perfecta armonía. Si en cacería se hiere un animal, pero no se atrapa, seguramente será comida de alguien más. Nada se desperdicia. La selva es una infinita red: todo está interconectado. Por eso es a la vez tan fuerte y tan vulnerable: si se rompe un pedazo, todo el entorno lo recupera rápidamente, pero si el daño es demasiado grande, la red se rompe y se viene todo abajo.

Con el cielo nublado, la luz difusa del sol cae sobre el río y se deja llevar suavemente por sus aguas, serpenteando a través del mar de selva tupida. Es tal el enigma que encierra la selva, que no es extraño sentirse vulnerable a una muerte insólita y misteriosa.

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pueden ver fotos acá (lentamente desactualizadas)

jueves, 16 de abril de 2009

mama. radiante



alegre y sabia

el viaje tranquilo
con la certeza que siempre tuviste
de que lo bailado no te lo quitará nadie

ahora estas con el bambino
y con mayita

la semilla creció fuerte, enorme
los frutos eternos e incontables

la culpable de imprimir la misma sonrisa en todos nosotros


para mi familia, pésame
en mí, luto



http://farm1.static.flickr.com/146/428689672_037dd0ef48.jpg?v=0

jueves, 9 de abril de 2009

alter do chau. una familia





jueves 12 de febrero, 2009 *
d 415 / k 3553
_alter do chao, pará, Brasil

Daniel tiene 28 años. Es alemán. Yanna es brasilera y tiene 36. Zaya tiene tres meses. Es su hija. Yanna y Daniel se conocieron hace cuatro años en Nepal. Antes, Yanna vivía en Manaus. Trabajaba en relaciones públicas y tenía un buen puesto y vislumbraba una carrera exitosa. Entonces viajó a Londrés para aprender inglés y conseguir mejor trabajo aún. Estando allá pensó que estaba muy cerca de la India, al menos a medio camino, y siempre había deseado conocer por allá. Decidió ir. Mientras hacía las vueltas de la visa descubrió que la India y Nepal tenían frontera. Decidió ir a los dos. Compró un pasaje de ida a Nepal y uno de regreso de alguna ciudad de la India cuatro meses después. Pensaba:
-Que voy a hacer tanto tiempo? Me voy a aburrir viajando por allá cuatro meses.
Pero el tiempo no le alcanzó y nunca utilizó el pasaje de regreso.

En Nepal buscaba una agencia que le organizara un tour para ir a caminar por las montañas, y no encontró. Pero sí encontró a Daniel, que llevaba ya seis meses viajando por la India y estaba ahora en Nepal. Después de recorrer las montañas de Nepal fueron a la India. Entonces decidieron irse para Berlín. Por tierra. Atravesaron Pakistán, Afganistan, Iran, Azerbaijan, Turquía, y medio Europa. Habían pasado dos años desde que se encontraron en Nepal.

Entonces Yanna regresó a Manaus por ciertas circunstancias familiares. Unos meses después Daniel llegó a Manaus. Se casaron. Hicieron sus anillos en oro y semilla de Tucumá. Son los anillos de unión más lindos que he visto: una argolla gruesa de Tucumá negra, y un anillo de oro descentrado hacia el medio. Se fueron a vivir a un paraíso: Alter do Chao. Un pequeño pueblo en medio de la amazonía baja del Brasil. Un lugar donde el río Amazonas, río de ríos, es inmenso. Alter do Chao está tierra adentro hacia el sur, sobre las aguas claras del río Tapajos y un gran lago. La zona está rodeada de playas de arena blanca. Uno se siente en la costa marítima, sin el ambiente asalitrado.

La vida los llevó a un terreno en una colina a 7 kilometros del pueblo. Estaba regalado. Lo conpraron. Poco a poco Daniel hizo una casa. Hicieron un techo y un piso. Nació Zaya. Ahora viven ahí. Son felices. No saben para dónde van. No les importa. Tienen una hectarea de bosque. Es su casa. Hacen pan. Están haciendo un horno de lenha. Viven la vida cada día, con alegría. Espero ir pronto a visitarlos de nuevo. Fui su huesped unos días.

Vieron las fotos de mi viaje. Vi las del suyo. Intercambio de cumbia por samba y algo más. Voy a volver a alter do chau.

En el camino de madera por entre el bosque hay un pequenho letrero que dice:
"quem vier de onde vier
que venha em paz"


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o unas muy pocas en el blog de paul
* del diario

camamo. el ritual gastronómico de tadeo lubambo



sábado 4 de abril, 2009 *
d 466 / k 4042
_tibau do sul, rio grande do norte, atlántico nordeste del brasil

La cita era a las 21:00. Nos esperaban máximo hasta las 21:15. Pero qué es la puntualidad, si sólo vamos a comer...? El resaurante, dijeron, queda en una hacienda a tres kilometros del pueblo de tibau do sul.
-Vienen en carro?
-No, en bicicleta.
-En bicicleta? pero sí saben como funciona? son ciento cincuenta reales la comida, y las bebidas son aparte.
-Todo bien.

Para no ir a llegar tarde y quedarnos sin comer, salimos con mucho tiempo. Llegamos a las 20:30 y los sorprendimos apenas organizando el templo. Aparentemente sólo habóa cuatro comensales esa noche: dos mesas con manteles de seda en el proche de una casa hacienda a la antigua, decorada con todo tipo de cosas: lámparas de todas las formas, objetos exóticos creados por la natrualeza, plantas especiales, y todo tipo de artesanias.

Nos sentaron en una salita en el corredor lateral mientras organziaban el lugar. Nos sirvieron caipiroskas: a pablo en su mecedora una de vodka con ombucajá. A mí, en mi hamaca una de vodka con gobiraba. Las dos frutas ácidas y gustosas. Mientras nos las tomábamos vios como prendian las 300 velas que decoran el lugar, desde la carretera hasta las mesas. Encendieron la iluminación de los jardines. El olor del incienso se mezclaba con olores a limón, canela y vainilla. Vimos como llegaba el chef justo antes de las 21:00. Jazz. Se despiertan los sentidos mientras las chicas se visten de negro.

Entonces viene la anfitriona muy elegante y muy formal, nos dice que los otros dos cancelraon, que seremos los únicos, y nos invita a esa experiencia de la mano del fotógrafo y cocinero tadeu Lubambo. Que extranho, tiene nuestas dos profesiones. Nos invita a entrar donde el nos va a recibir.

Entramos en una sala decorada con un sinnúmero de extranhezas. entre ellas, una serie de fotografias de una comunidad indígena en la selva. Llega Tadeu chef dos estrellas de la guia cuatro rodas), nos saluda emocionado de saber que no sólo tenemos sus dos oficios, sino porque somos los primeros clientes que llegan en bicicleta. Nos cuenta sobre las fotos: fue el primer blanco en estar con esta comundad en el estado de roraima, en 1984. Nos invita a un viaje gastronómico. El tambien aprendió a cocinar viajando.

Primero nos hace un tour por la casa. Nos habla mucho de su cocina high tech, muy orgulloso. Cuando llegamos, vemos que es una cocina absolutamente normal, con una estufa de cuatro fogones. Entonces nos lleva a su galeria de arte natural. Nos invita a relajarnos en los jardines, en la cocina o donde queramos mientras nos sirven el primer plato.
-Pueden tomar fotos.
-No traje mi cámara, contesto, no estoy trabajando ahora...
-Te presto la mia, dice la anfitriona, pasándome su sony de bolsillo.


el menú

(hay seis opciones, que se comen una tras otra tras otra tras otra... Me encanta un restaurante sin carta, sin tener que escoger, con pocas opciones que se escogen todas)

escogemos un Portal del dUORO 2007 (blanco seco)

cada plato es presentado al llegar a la mesa

1.
lechuga americana verde y lechuga francesa roja
jamón parma
queso roquefort
petalos y botón de rosas comestibles
pera portugesa
miel de canha
aceite balsámico
pimienta picante

2.
crema de espinacas con cebollín y menta
tostadas

3.
ostras orgánicas ligeramente gratinadas con mantequilla de ajo, albahaca, cointreau, gorgonzola
tostadas con queso y mantequilla de hierbas

intermedio.
sorbete de tangerinas y limón

4.
pulpo mediterraneo
paprika picante
tomate y ajo confitado
tostadas

5.
moqueca de langostinos con mango
(plato típico bahiano, preo el único con mango)
con cilantro, mariscos
espuma de coco (coia de ferrán adriá)

6.
helado de vainilla
compota de guayaba
queso parmesano
menta
canela

fin.
café negro

Durante la cena romántica retomamos el viaje desde el principio, cada trayecto, cada rostro, cada playa, cada comida... Retomamos este viaje gastronómico que pudo empezar, quizá, en Cita a Ciegas en Bogotá.

Entonces, salimos muy llenos y cansados. Pero pedalenado poco a poco bajamos la comida y nos alegramos y nos animamos, y quedamos dando vueltas por las calles de los pueblos vecinos hasta que el amanecer nos acuesta en las hamaas en nuestra playa.

lo malo:
-poca sensibilidad musical
-el café
-el precio (487 reales, es decir, medio millón de pesos... lo bueno: nos invitaron)

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* del diario

nuestros 15 pixeles de gloria!


wendy wu, de las buenas companheras de viaje que hemos tenido, publicó un artículo sobre nosostros en su página, thewanderingvessel.com
(ver)

viernes, 3 de abril de 2009

empujando hasta tibao do sul



viernes 3 de abril, 2009 *
d 465 / k 3997.5
_tibau do sul, rio grande do norte, atlántico nordeste del brasil

Tras varias casualidades que se sucedieron llegamos a Natal, capital de Rio Grande do Norte. Aturdidos por las avenidas congestionadas y los edificios muro, salimos pedaleando a perdernos en el atardecer.

Pensábamos llegar a la primera playa fuera de la ciudad, a unos 20 kilómetros, pero todo resultó siendo un suburbio amaiamizado horripilante que nos dio mucha energia para seguir avanzando, lejos.

Así que entrada la noche seguimos pedaleando, sin esfuerzo, en un estado de fluidez en el que no podíamos parar.

Sin buenas perspectivas seguimos por la carretera urbanizada que recorre el litoral. Pasamos junto al cajueiro mas grande do mundo (marañón), y seguimos de largo. Después de un par de horas se terminó la carretera y se volvió un camino de arena. Nos dijeron que más adelante no había más casas y que tendríamos que esperar a la mañana para pasar el rio en balsa. Así que nos quedamos en la última casa de la costa, con un balcón con vista al mar. Habíamos recorrido tranquilos más de cincuenta kilometros. Estabamos en praia de barreta.

En la mañana hicimos tal trabajo en equipo (yo montado en la plama bajando cocos y pablo abriéndolos) que nos tomamos más de un litro de agua de coco cada uno y comimos hasta quedar hastiados. Ese fue el desayuno, porque además en los alrededores no había esperanzas de conseguir nada.

Entonces la cosa se puso dura, aunque la marea ya estaba baja, el sol estaba alto, y el viento en contra. Tuvimos que empujar las bicis cinco kilometros hasta la balsa, por la arena suave. Ese es el lado oscuro del viaje. Pero bueno, llegamos y la balsa nos cruzó a Tibao do sul, donde conseguimos casa en la playa, almuerzo, ducha y recostaderas para leer toda la tarde en la playa.

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* del diario

edison. del camión a la bici y los coqueiros


martes 31 de marzo, 2009 *
d 462 / k 3909
_galinhos, rio grande do norte, atlántico nordeste del brasil

Todavía estaba medio dormido cuando se me acercó un man a preguntarme algo de las bicis. Creo que no fui capaz de contestarle y seguí en mi sueño. Mãs tarde, ya a una hora decente volvió.
-Soy Edison.
Me preguntó que de donde veníamos. le conté. me dijo que él venía en bicicleta desde rio grande do sul. Viene en una bicicleta monark sin cambios, la del círculo, la que quiero. No lo podíua creer. Lleva año y medio pedaleando por la costa. Era camionera y estaba casado. En camión recorrió medio país, peor nunca pudo conocer São Luis. A los 42 años se divorció. Entonces dejó los camiones y cogió una bicicleta y se fue por la playa. Nunca pensó llegar tan lejos. Si no estuviera tan cerca de São Luis, dijo, los acompañaría un tiempo.

Me preguntó si teníamos un mapa. Le dije que sí y le mostré uno que había dibujado en mi libreta. Sonrió y me regaló uno.

Para sobrevivir hace sombreros de hoja de coco, así que vive obsesionado con los coqueiros. Yo estaba pidiendo sombrero a gritos, así que tengo ahora uno suyo que me protege y tengo que decir que está demasiado bien hecho, ideal para mi viaje.

En los días, desprevenidamente, aparecen cosas en el camino, unas pocas se vienen conmigo, cada una tiene tanto que contar...

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* del diario

lunes, 30 de marzo de 2009

galinhos, rio grande do norte


lunes 20 de marzo, 2009 *
d 461 / k 3909
_galinhos, rio grande do norte, atlántico nordeste del brasil

Galinhos. Es un paraíso. Un pueblito de playa en el mar y playa en el río. Un pueblo de arena. Las pocas calles adoquinadas son recorridas por carretas (el burrotaxi), bicicletas y chancletas.

Hoy pasamos un buen rato en un autobus. Después pedaleamos bajo una lluvia sabrosa y después navegamos en una duermevela descansada por un río hasta este pueblo de mar. Almorzamos comida típica pero refinada en un anden sobre la arena.

Entonces fuimos al mar para lavarnos el día. Estuve flotando: a un lado el sol anaranjándolo todo; encima, las estrellas apareciendo alrededor de Aldebarán; cerca del sol, la luna naciendo. Todo se reflejaba en la superficie de agua tan definida que parecia sólida, pulida por el viento y las nubes. Aguas de todos los colores flotando conmigo.

-Esto es la felicidad, grito Pablo. "Si, lo es" pensé. "Lo es. Pero...ella"

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en bici : modo brasil


domingo 19 de marzo, 2009 *
d 460 / k 3867
_areia branca, rio grande do norte, atlántico nordeste del brasil

Arrancó de nuevo el viaje en bici, sólo cambió el modo. El de Ecuador en bici no funciona en este continente, o se recorre a pedal, o se vive. Así que estamos en un sano equilibrio de echar dedo y pedalear. Avanzamos a los lugares que queremos, pedaleamos por los agradables y disfrutamos los paraísos.

De noche elmodo ha sido chiringuito (barraca) con antartica y reggae, hamaca y playa.

Nos damos el lujo (por adelantar en carretera con carros y camiones) de pedalear de pueblo de pescadores al siguiente por la playa en marea baja. Mucho pez y mucho marisco.

En bici uno se cansa y necesita descansar. Entonces quiere menos sustancias (tragos y cosas) y prefiere jugos naturales (sin azucar imposible en este país de diabéticos). La otra noche nos invitaros a feria da putas. No gracias, ni si estuviértamos descansados iríamos. Barato, so vinte reais. Obrigado, nao...

Y las carreteras, todas buenas. Este país tiene mucho Orden y Progreso. Eso sí, siempre por secundarias y procurando desordenar la cosa.

En todas partes hay agua dulce para beber. Nohay que pagar por ella. Hay muchos nacederos, filtros donados por el estado...

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* del diario

viernes, 27 de marzo de 2009

es palabra del señor

jueves 26 de marzo, 2009 *
d 457 / k 3780
_morro branco, beberibe, ceará, atlántico nordeste del brasil

Primero, antes que nada, un buen desayuno y un buen café.
Así tiene que ser.


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jueves, 26 de marzo de 2009

tengo arena entre los dedos / wagner pescador


tengo arena entre los dedos

martes 10 de febrero, 2009 *
d 413 / k 3730
_morro branco, ceará, atlántico nordeste del brasil

tengo arena entre los dedos. tengo salobre la piel. vengo del mar. Al fin, de nuevo el mar brasilero tras un breve y milagroso baño en el mediterraneo. tengo el tiempo revuelto y no puedo evitar dar saltos hacia adelante y hacia atrás. tendré que volver luego a contar el suceso inesperado que me llevo tres semanas atravesando paises hasta sarajevo. Ahora tengo salobre la piel, vengo del mar y de él hablaré.

salimos de fortaleza con tranquilidad. lo único que quedó de allá fue camarones asados en un chiringuito en la noche, y las doce cirugías que necesito amarilla para quedar como de segunda mano. perfecta.

pedaleamos a tarvés del atardecer hasta que entramos en la noche. una playa. fui hacia la izquiedra (mirando hacia el mar) y pablo hacia la izquierda (mirando desde el mar). al final delpueblo encontré un chiringuito con una banda de ska compuesta por cinco jovenes. le conté a pablo.
-puede ser, en el otro extremo hay reggae, contestó.
-va!

entramos al mar mientras sonaba soul rebel. conocimos a wagner y nos dio una cerveza. nos invitó a dormir donde el duerme y fue a dormir donde el vecino. nos bañamos en el mar. después en el agua dulce que brota de un manantial junto a su casa. nos invitó a pasear por la playa en la noche en las bicicletas y en su moto. y nos contó sus historias de pescador.

* * *

wagner pescador

una de las personas más corajudas que he conocido. mañana sale a pescar en su botecito de vela. va con un compañero. vuelven después de pasar tres noches mar adentro. usan una red de dos mil metros de largo.

un día, en la época más dura de pesca del 2007 recibió una llamada de otros vecinos que habían partido hacia un tiempo para el sur.
-vengan para acá. hay langosta. hay buena plata.
Wagner salió en su bote acompañado de otros diez en cinco botes. navegaro dieciseis días y quince noches hasta llegar a las playas de salvador de bahía. se quedó seis meses pescando y gozando la vida. recorrió las playas hacia el sur, visitando amigos que como él, también habían viajado en sus barcos pescadores.

regresó a morro branco y consiguió hacer su casa y montar un bar reggae en un extremo tranquilo del pueblo. no aceptó nuestra invitación a viajar otra vez en barco.
-no es el momento. ahora estoy bien acá. tengo buena comida, tengo la mejor agua y tengo salud.

if you´re not living good


I'm a rebel, soul rebel
I'm a capturer, soul adventurer

See the morning sun,
On the hillside

if you´re not living good,
travel wide


I'm a living man
I've got work to do

If you're not happy, children
Then you must be blue
Must be blue,


I'm a rebel, let them talk,
Soul rebel, talk won't bother me
I'm a capturer, that's what they say
Soul adventurer, night and day

I'm a rebel, soul rebel
Do you hear them lippy
I'm a capturer, gossip around the corner
Soul adventurer.
How they adventure on me


But, see the morning sun,
On the hillside

if you´re not living good,
i beg you, travel wide


I'm a rebel, soul rebel
I'm a capturer, soul adventurer
Do you hear me
I'm a rebel, rebel in the morning
Soul rebel, rebel at midday time

miércoles, 25 de marzo de 2009

imagen reciclada

Aparece en mi vida el collage como la manera de reciclar las imágenes y los textos. Hay demasiado. Es excesivo. Hay desperdicio. Hay sobreproducción. Es despilfarro. Es una oportunidad. Es un regalo.

josé andrés perea salió de chapinero hace tres anhos y medio


Martes 10 de febrero, 2009 *
d 413
_barco manaus-santarem, amazonas, Brasil

José Andrés Perea salió de su casa en chapinerohace tres anhos y medio caminando rumbo al sur. Desde entonces sigue sin rumbo y sin destino, sin razón y sin sentido, sin papeles y sin amigos. Creo que en el tiempo divagando los perdió todos, uno a uno. Creo. La mayoría del tiempo lo veo en algún rincón del barco, feliz, con cara de ser el hombre más satisfecho del planeta, hablando solo. Me inquieta.

En su equipaje tiene todo lo que uno se pueda imaginar, tanto que me parece imposible que alguien pueda viajar con tanto peso pedaleando. En medio del río nos para una patrulla de los Federales, y él no presenta documento. Sólo da explicaciones en español. No tiene billetera, su única identificación es una carta de la Interpol en Bolivia diciendo que él es él y que no tiene papeles, con fecha de octubre de 2007, tiempo en que yo no había empezado mi viaje.

Está en este barco por que lo echaron de Guayana por no tener papeles y ahora va a intentar entrar por Guyana Francesa. No tiene prisas, él si tiene toda la vida.

La fotocopia de la carta de la Interpol la guarda en un estuche de perfumes que compró en Rio. Una pequenha caja con 120 tarritos de muestra de perfumes. Le hago notar que hay uo regado.
-Mierda, dice mientras saca el envase de la caja, se unta lo que logra rescatar y lo bota a la caneca.
Poco a poco empiezo a hablar con él y descubro que entre sus frases no hay hilo, se pierde el rumbo. Le hago preguntas y divaga sin rumbo. Me divierte. Me crea mucha curiosidad. Me pregunta que cuanto tiempo es o máximo que hemos pedaleado sin coger buses.
-Cuatro meses más o menos.
-No! Yo no he pedaleado ni un mes, siempre monto la bici en los buses.

Ha estado muchos meses en Brasil, pero no sabe nada de portugués.
-No me sale del corazón, dice.

En su equipaje tiene dos carpas muy pesadas, pero casi no las usa. Una porque está muy rota. La otra porque está nueva. Normalmente duerme en las bombas de gasolina pues siempre hay un guarda que lo cuide.

Cuando llegamos a puerto lo están esperando los federales que lo escoltan con su bicicleta a una bodega donde guardan su bicicleta y luego lo hacen entrar en un carro rojo. Esa fue la última vez que lo vi, y quedé para siempre con la duda de su verdadera existencia.
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* del diario

as garotas en el barco


Martes 10 de febrero, 2009 *
d 413
_barco manaus-santarem, amazonas, Brasil

Estoy organizando mi equipaje y se acerca una chica y me dice:
-No puede mostrar así un pecho peludo, es muy provocativo.
Su amiga contesta:
-Lo bonito no hay que esconderlo.
Me quedo sorprendido y se van.

Un poco después vuelven a aparecer. Después de haberla parchado con Pablo, ellas están mucho más lanzadas:
-Eu estou apasionada por voce. Si tuviera un hombre así ya no necesitaría nada, estaría hecha. Y su enamorada?
-Está en Bogotá.
-No vino? Muy mal, de lo que se pierde, si yo fuera ella no lo arriesgaría, hay mucho que perder. Ay, yo lo quiero para mí. Y mi amiga está apasionada por tu amigo. Ay, eres lindo, me gusta, con su pelo punki.
Y dice mirando a su amiga:
-Ella es muy caliente, tiene mucho fuego en esta zona, dice mientras muestra elárea abdominal.
Su amiga:
-Tengo hambre, dice.
-Cómetelo, le contesto senhalando a Pablo.
-Si me lo como lo quiebro, sentencia…
Y me quedo pensando… esta gente, muita brincadeira….

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pueden ver fotos acá (lentamente desactualizadas)
o unas muy pocas en el blog de paul
* del diario

manaus. la vida es un carnaval


sabado 7 de febrero, 2009 *
d 410 / k 3501
_el calderón, leticia, amazonas, colombia

Al salir de Leticia comenzo’ de nuevo la vida rodando. Despu’es de cinco meses de permitirme echar ra’ices, arrancar el viaje, y con ‘el, la incertidumbre total que lo caracteriza, la ‘unica planeaci’on que nos permitimos tener. Entonces, me dio mucha ansiedad pintada de angustia existencial. Para d’onde voy? Hasta cu’ando? Porqu’e? Tantas tribulaciones me dieron afan. De qu’e? No s’e, pero me dio. S’e que hoy no tengo la respuesta a ninguna de esas preguntas, as’i que decid’i esperar, dar un poco de tiempo, dejar que las cosas pasen, as’i como he aprendido. Esperar hasta el carnaval, sin afanes ni angustias. Sin pensar ni esperar respuestas. Ese mismo dia, quince dias antes, empez’o el carnaval.

Para la gente que tiene una relacion directa con el carnaval es algo que dura todo el anho, comoen el caso de las escuelas de samba. Para los turistas es apenas una experiencia de unos dias. Desde hoy estamso viajando por las ultimas preparaciones de carnaval. Faltan dos semans y la gente solo habla del carnaval.

Antes de salir de Leticia no alcanzamos a concretar una casa en Manaus, tan solo a contactar a algunas personas. Asi que llegamos y estabamos en la calle. Teniamos cuatro telefonos. La primera dijo que no. El segundo que si, pero vivia a doce km del exterior de manaus. la tercera tambien dijo que si, pero nosdejo metidos dos veces, en circunstancias muito sospeitosas. Entonces decidimos buscar a los bomberos.

Unos nos decian que que la estacion quedaba muy lejos. Otros que muy cerca. Otros que se habian cambiado. De todas formas, una corazonada nos llevo inexplicablemente a buscarlos, donde supuestamente ya no estaban. Preguntamos a un grupo de amigos que hacian un asadoen una esquina.
-Ya no quedan ac’a, pero ahora el galp’on es la escuela de sambade nuestro barrio. Hoy tenemos ensayo y estan invitados.
Vimos el local. Ten’ia un enorme letrero con el nombre de la escuela que se le’ia en may’usculas: BALAKU BLAKU. Buen nombre. Y era un muy buen plan, pero aun no ten’iamos casa.

Paseando por el centro entramos en la catedral. Como en todas la siglesias nuevas, pedi’ tres deseos. Cuando era pequenho mi madre me ensenho que esto funcionaba. Ahora pienso que tal vez es algo que ella se invent’o, pero no me importa, me gusta. Y entonces entiendo la fuerza que tienen las creencias de una madre en un hijo. Hay que ensenharles creerncias hermosas a los hijos, para bien o para mal, todas als van a creer. Uno de los deseos que pedi’ era que no queri’a quedarme sin casa. A la salida Pablo llamo’ al ‘ultimo contacto que ten’iamos: missilene dos santos. Claro. Dos Santos! Es sin duda nuestro angel. Pablo la llam’o, pero en su portugues chapoteado la confundi’o. Ella crey’o que era una broma de un amigo y no par’o de reirse. Pablo crey’o que ella estaba loca y le dijoque bueno, que chao, que la tarjeta ya se iba a terminar. Y se colg’o. En la tarde de domingo en Manaus todo esta cerrado y no se consiguen mas. Vac’io en el est’omago. Risa nerviosa. Estamso en la calle... Inhala. Exhala. Ring. Ring. Ring. El tel’efono p;ublico timbr’o. No puede ser. Pablo contest’o. Era ella. Tuvo una corazonada y deolvi’o la llamada. Que en una hora nos recog’ia en la catedral.

Entonces, a la hora convenida aparece una chica guap’isima y sonriente. La cosa se complic’o porque estabamso en bici e iba a llover. Ella quer’ia contratar una furgoneta para llevar todas las cosas a su casa. Para m’i era absurdo, si ven’iamos desde colombia... Porpuse ir al hostal de wendy y pedir que nos las guardaran all’a. Que s’i.
Ya estabamos libres caminando por la calle. Missilene pregunt’o:
-Y cuando se van?
-Manhana.
-Es muy poco tiempo. Tenemos que hacer algo esta noche.
-Ac’a cerca hay un ensayo de Samba. Vamos?
-eee (s’i en portugues)

‘Ibamos pensando en el ensayo, pero cuando llegamos era un fieston callejero: puestos de comida y bebida, buen ambiente, gente bailando y m’usica en vivo de una banda de unas 40 personas. Bom-vindos ao carnaval de brasil. Ac’a hasta la movida de un catre es fiesta. As’i que nos tomamos una cerveza al ritmo de la samba. Los tres estabamos felices, sorprendidos. De pronto aparecieron los del asado. Se emocionaron de vernos ah’i y nos invitaron a cerveza. Caipirinha. Una senhora algo tomada me vio, me abraoz y me dijo:
-Ustedes pasaron hoy en bicicleta por aca?
-Si
-Ay, cuando los vi montando por ac’a me emocion’e mucho, no s’eporqu’e. Fue lindo. Y ahora est’an ac’a. Que lindo.
Y me daba besos y abrazos.

Bailamos hasta que se termin’o el ensayo. Pero qued’e un poco aburrido por no haber tomado fotos, pens’e que ser’ia m’as tarde. Entonces nos invitaron a otra cerveza y nos contaron como funcionaba el carnaval. Nos mostraron los vestidos, las fantasias.

Entonces, el m’as alegre de todos, un gordo grande y algo vulgar, arm’o plan para la Aparecida, un barrio donde est’a la sede de una de las escuelas m’as tradicionales de la ciudad. Nos fuimos en dos camionetas.

(hay que mirar el texto original de acá en adelante, pero ahora ya no está conmigo… resumo)

Llegamos frente a un galpón en una calle atiborrada de gente: carros, bares ambulantes, comida callejera… Adentro había una parranda enorme. Una escuela de samba multitudinaria tocando y todo el público enfiestado. El lugar decorado de verde y blanco. Pablo no paró de bailar samba. Yo fui el único fotógrafo del lugar, y claro, todos felices de que les tomaran fotos. Esa noche comenzó inesperadamente el carnaval y fue nuestra bienvenida a Brasil.

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pueden ver fotos acá (lentamente desactualizadas)
o unas muy pocas en el blog de paul
* del diario

lunes, 23 de marzo de 2009

the paradox of our age


we have bigger houses, but smaller families;
more conveniences, but less time.

we have more degrees, but less sense;
more knowledge, but less judgement:
more experts, but more problems;
more medicines, but less healthiness.

we've been all the way to the moon and back,
but have trouble crossing the street to meet the new neighbor.

we build more computers to hold more information to produce more copies than ever,
but have less comunication.

we have become long on quantity,
but short on quality.

these are times of fast foods, but slow digestion;
tall men, but small character;
steep profits, but shallow relationships;
it's a time when there is much in the window,
but nothing in the room.

(his holiness, the 14th dalai lama)

martes, 24 de febrero de 2009

i_ el viaje al otro : diarios de bicicleta


_el viaje al otro

Después de divagar en mi alegre y cómoda vida bogotana, decidí dejarlo todo, interrumpir la inercia y salir. Hace más de un año que estoy haciendo un viaje de doble vía: por un lado la búsqueda de El Otro, del mundo, de los demás; por el otro el recorrido ha sido hacia adentro, a las entrañas, hacia el otro yo. "El viaje ha sido para conocerme, desconocerme, reconocerme, recorrerme a mí mismo y asombrarme cada tanto, más que para conocer el mundo en sí, que de alguna manera, ya conozco." El paisaje, la geografía, ha sido lo que ha tendido los puentes. Mi bicicleta, la misma que tengo desde los trece años, ha sido no sólo el vehículo, sino la casa a cuestas -como el caparazón de una tortuga-, la modelo, el fetiche, el tema; ahora se llama Amarilla y se hace apodar Musa Paradisiaca. Un año de hamaca y bicicleta en el que decidí hacer las cosas que siempre había deseado pero que el cotidiano citadino no contemplaba en su agenda: la fotografía, la escritura y la cocina. Más que pedalear el continente, he pedaleado la cabeza; el viaje no va hacía un lugar específico, busca encontrar el ritmo interior.

En el viaje he estado acompañado siempre por un amigo con el que comparto una visión de mundo y un momento de la vida. En un año hemos recorrido parte de Colombia, del Ecuador y del Perú, y hemos pasado varios meses en la Amazonía. En el camino hemos compartido no sólo las casas de la gente, sino sus cocinas y comedores, hemos invadido sus vidas con cariño y hemos aprendido mucho, y entregado todo. Ahora continuamos río abajo a la costa de Brasil buscando los carnavales en algún pueblo perdido. Lo demás queda en las sorpresivas y siempre generosas manos del destino.

Aunque no puedo decirlo con certeza, siempre he creído que el haber nacido en el agua me creó una relación visceral con ella. El agua ha sido la que ha estructurado este viaje (y casi todos los que he hecho en la vida). El viaje en bicicleta empezó simbólicamente en el Volcán Cayambe, a 4500 m.s.n.m. y sobre la línea del Ecuador. De ahí descendimos siguiendo los páramos, quebradas y ríos hasta la costa Pacífica. La recorrimos hacia el sur haciendo todos los ochos y espirales que el recorrido nos demandara; como no tenemos una meta derivamos según los buenos vientos. Del desierto peruano ascendimos a las lagunas de los páramos de Huancabamba, donde nacen ríos que nutren la Amazonía. Los acompañamos cuesta abajo hasta la selva, hasta el "Río Grande". Cuando se terminaron las carreteras, embarcamos las bicicletas. En la Amazonía, la magía de la manigua nos ha tenido varios meses atrapados. Esperamos continuar el fluir natural de las aguas del Amazonas hasta el otro océano.

He de confesar que afortunadamente el absurdo es el que ha regido la lógica del viaje. Entonces, la aparente contradicción de un viaje en bicicleta por agua, en la práctica, no lo ha sido. O mejor, sí lo ha sido, pero tal como sucede dentro de mí. Y así como el agua ha sido la que ha estructurado el viaje, la cámara se ha convertido en la catalizadora imprescindible de la experiencia.

* * *

_de los "Diarios de Bicicleta"

"Volando, voy dibujando la superficie del mundo con dos ruedas.
Avanzo sin tocar el piso.
Mientras no me crezcan más las alas, es lo más parecido que estaré de volar. "

"Tal como Fernando Gonzáles en su "Viaje a Pie", la idea de ritmo se convirtió en un tema clave del viaje. Al viajar en bicicleta cambia la actitud: aunque no seamos deportistas, es imprescindible estar saludable y es necesario mantener bien la bicicleta. Eso hace que este viaje sea diferente a cualquier otro: hay un contacto consciente con el cuerpo, con la bicicleta, con el lugar, con los demás. Cambia la manera de percibir el mundo, y cambia también la manera de relacionarse: la gente saluda, invita, ofrece, pregunta, agradece. Este ritmo permite Ver. Con el tiempo ha sido evidente que así como es necesario encontrar el propio ritmo para pedalear, hay que encontrar el ritmo para vivir. Siento que estoy encontrando el mío."

"La bicicleta es sólo un medio, no un fin: a veces es deporte extremo, otras aventura, espectáculo, moda, e incluso marketing. Lo mió nada tiene que ver con eso; es simplemente el medio para recorrer el mundo a mi propio ritmo. Y claro, hace parte de una visión de mundo, de una propuesta. Además, es lo que hay, es lo que tengo."

"Días y días para estar solo. Días para pedalear. Estar solo para enfrentar mis demonios, dejarlos hablar, gritar, y pedalearlos... hacerme su amigo. Convencerlos. Estar solo para curarme. Estar solo para estar solo. Estar solo para estar conmigo mismo. Soledad para crecer, para creer. Soledad para soñar."

ii_ del viaje en barco por el amazonas


ver http://www.flickr.com/photos/cavernicolas/sets/72157608336960564/

Además de la familia de gringos cristianos, fui de los primeros en llegar al barco y coger puesto en la cubierta superior del tercer piso. Tuve mucho tiempo para contemplar como poco a poco iban cargando el barco. Impresionado vi como una y otra vez los encargados llevaban la mercancía de los camiones a las bodegas: costales de harina, de sal, y de arroz, y litros y más litros de gaseosas multicolores. En eso consiste el movimiento de productos industriales hacía las comunidades indígenas. De ellas vuelven los barcos a media carga con pescado y madera. En una danza repetitiva los hombres-mula subían la colina de tierra hasta los camiones donde eran cargados con cantidades asombrosas que llevaban en fila hasta las entrañas del barco. El sol abrasador parecía no quebrantar la voluntad de estos hombres de llevar toda la carga a bordo, mientras que a mí a duras penas me permitía soportar la existencia. No descansaban ni parecían estar cansados. O quizá, no podían darse el lujo de estarlo.

De igual manera que la bodega de carga se iba llenando, los pisos superiores de pasajeros se fueron atiborrando. Se montaban con todo lo imaginable, todo lo que pensaban necesitar llevar del continente a la selva. Los vendedores ambulantes ofrecían lo demás, lo que había sido olvidado pero que resultaba indispensable para soportar el recorrido: periódico, agua, gaseosa, espejos, cuchillos, drogas alucinógenas, toperwares, papel higiénico, tamales, gelatina, gaseosas, frutas...

Era extraordinario ver cómo cuando aparentemente no cabía nadie más, seguían entrando pasajeros que se acomodaban de cualquier manera. Poco a poco fuimos obligados a acercar nuestras hamacas cada vez más a los vecinos hasta chocar con ellos. Entonces unas hamacas tuvieron que subir y las otras bajar, formando diferentes niveles de acomodación. Y así, resulté durmiendo debajo de uno de los jóvenes gringos de la secta de cristianos. A mi lado estaba su hermana, que como él, no dejaba de leer la Biblia salvo para evangelizar a los demás tripulantes. Cuando llegamos al extremo del hacinamiento y dejamos de ser pasajeros para convertirnos en sardinas enlatadas, la joven cristiana dio un gritó y en su asombro sólo atinó a exclamar:
-Daddy, ¡we're squeashed!
Pero ni ella, ni su papá, ni Dios pudieron hacer algo al respecto.

Para soportar la saturación de pasajeros y la ausencia de intimidad me vi obligado a contemplar el horizonte mientras recordaba a Klaus Kinski encarnando a Fitzcarraldo cuando recorría los ríos amazónicos espantando maldiciones con un fonógrafo que reproducía a todo volumen la voz de Enrico Caruso. Y entrado en esa ensoñación, me abstraje de la situación y logré vivirla como un alucinado espectador que no dejaba de sorprenderse. Fueron días deliciosos serpenteando por el río, deslizando a paso lento, con ritmo de bicicleta. El tiempo que necesitaba de quietud, lectura, hamaca, descanso, reflexión y contemplación.

Por la ventana de la cocina entraba una luz suave y agradable mientras los cocineros sudaban para tener el multitudinario almuerzo a tiempo. Era una escena de Almodóvar: los cocineros unas locas sin pena; el chef era la reina de todas, y tras confesarme que no le gustaban los hombres en la cocina, consultó su reloj de pulsera, se paró azarado y le gritó a los cocineros:
-¡Muchachas!, apúrense con el almuerzo que estamos tarde.
Las muchachas eran sus tres ayudantes: tres jovencitos de cejas depiladas, cara arregladita, mano quebrada, y sonrisa femenina que cocinaban para más de doscientas personas durante el viaje. Para cada comida preparaban dieciocho kilos de arroz divididos en dos enormes ollas, y lo adornaban con un poco de carne con papa y cebolla para que no resultara tan triste. En el viaje desarrollé una interesante relación con los cocineros a partir de su inicial atracción por mí, de mi interés por la cocina de gran escala, y sobretodo, de mi necesidad de retratarlos.

(Nota: todas las fotos fueron tomadas en barcos entre Yurimaguas (Perú) y Leticia (Colombia) entre agosto y octubre de 2008)

iii_ algunas miradas inventan



Entonces abrió los ojos y contempló perplejo lo que hacía la luz: revelaba maravillas. Por vez primera pudo ver y con cada percepción inventar un mundo nuevo. Una a una, fue guardando en sus alforjas las imágenes de ese paraíso imaginado.

iv_ mirar al otro mirar


Más que un viaje para conocer lugares, ha sido un viaje para comprender la vida. Y con paciencia y disposición descubrí que la manera de conseguirlo era penetrando en otras vidas. Dedicar un tiempo a observar sus miradas hasta entender que el significado de la existencia es un imposible: no hay uno, son todos. Cada ser lo crea y lo recrea ineludiblemente, la mayoría de las veces de una manera inconsciente. El límite hasta donde puede llegar este significado depende de la voluntad y de la imaginación. Estos retratos son una muestra de algunas miradas que pude poseer. Miradas de gente que sin saberlo me enseñaron a poner los pies en la tierra y la visión en el cielo.

rio amazonas. notas sobre el viaje en el barco




Tengo una sensacion extranha. El tipo de sensacion que se tiene despues de realizar “un suenho”. Yo siempre habia querido recorrer todo el rio amazonas, como parte de mi adiccion al agua, a los recorridos por agua. Habia imaginado muchos itinerarios, muchos lugares. Finalmente lo hice y claro, siemrpe esdiferente a como uno penso. Miro atras y recuerdo mi fantasia al mirar el recorrido del rio por un mapa. Ahora ya lo recorri y me produce una senscaion extranha, de una perdida, algo que se fue. Claro, con el suenho que se fue, se gano todo lo demas. Todo.

* * *

Estoy en mi hamaca. Aparece alguien que pone su hamaca casi encima mio. No hay muchas mas opciones para el. Lo odio. Lo aborrezco. Este es mi espacio. Pero no puedo decir nada. Minutos despues, lo acepto, lo miro, le saludo y le sonrio. Va a ser mi vecino tres, dias, tenemos que ser amigos.

* * *

En el barco tienen una pequenha piscina en la cubierta. Hay agua lechosa del rio y pastos flotando. De pronto una nariz. Es un manati que sale a respirar. En la cubierta del barco tienen un manati dentro de una pequenha piscina. El pobre vive ahi, en un barco que flota sobre su casa, el rio amazonas. El manati mide 1.70. La piscina tiene 2 x 2 y una altura de unos 60 cms.

* * *

Lo que resulta atractivo en el barco es que se reuna tanta gente, tan apinhada, a la fuerza, tanto tiempo. Hemos llegado a ser 500 personas viajando ochenta horas. La vida intima se vuelve compartida y el espacio se reduce al cuerpo en una hamaca. Ademas de la hamaca hay muy poco espacio: el comedor (por turnos), los banhos (sucios, humedos y calientes) y la cubierta (con musica desagradable en un volumen mas desagradable aun), y los corredores.

Asi que todo se realiza en la hamaca (en publico). Entre otras cosas prescencie: leer dormir, peinarse, maquilarse, afeitarse, llorar, reir, vestirse, desvestirse, abrazarse, conversar, amarse, pelear, comer, empacar, escribir, meditar, jugar ajedrez, estirarse, hacer ejercicio, trabajar en computador, cantar, hacer amigos, estudiar, reflexionar, jugar escondidas, jugar con los amiguitos de barco, con los hermanos, con los papas, con los hijos, contemplar la vida, la vista, los delfines, y sobretodo, mirar a los otros mirar.

* * *

Estoy haciendo fila para almorzar. Eterna fila. Somos mas de 500 y entran maximo 28 al comedor. Pero no hay afan. Es agradable. Hay buena vista. Veo la selva. Los delfines.

* * *

En el barco he visto las auras de la luna mas grandes de la vida. No podria decir el tamanho porque mis capacidades no me dan para calcularlo, yo tanpequenho, la luna tan lejana y tan grande, el cielo inconmensurable. Pero son unas auras absolutamente gigantes. Hermosas.

brasil. viaje cuatrilingüe

(proximamente: foto de los 4 pegando carrona)

Este último tiempo estamos viajando en menage a trois: un francés, una china de L.A. y yo. Pablo habla francés, español y chapotea el inglés y el portugués. Wendy habla inglés, chino y chapotea el español y el portugués. Y yo hablo español e inglés y chapoteo el francés y el portugués. Vamos hablando todo el tiempo en cuatro lenguas, pasando con naturalidad de una a otra. Saltamos de uno a otro sin respecto ni consideración alguna. Cuando hay un cuarto, generalmente no entiende nada. De nuevo el absurdo gobernando el viaje. Y yo, aprendiendo. Me gusta, me gusta.

* * *

Esta ultima semana estamos casi todo eltiempo con Mina, una noruega que habla aleman e ingles, con dos alemanas que hablan ingles y de las cuales una habla portugues, con dos franceses y un parche de protugueses.... el salpicon.

* * *

y ahora, viajando con otros franceses me doy cuenta como Pablo es de poco franc'es... supongo que como yo de colombiano...

lunes, 23 de febrero de 2009

viajando con una cámara, una bicicleta, una hamaca, una libreta de notas y un francés


El hombre es la medida de todas las cosas. En este caso, el hombre soy yo. Con mi bicicleta, mi hamaca, mi cámara y mi libreta de notas voy interpretando el mundo; un camino de doble vía hacia fuera y hacia adentro.

Ah, y con la companhía de un francés.

* * *

Viajando de nuevo en bici y en barco se hace evidente como la idea más importante del viaje es la de Ritmo. Como en la vida.

yo cazador


viernes 2 de enero, 2009 *
d 374
_el calderón, leticia, amazonas, colombia

Nunca he disparado un arma, estrictamente hablando. Siempre he pensado que con mi cámara estoy armado. No he tenido el interés de apretar un gatillo y hacer volar una bala hacia un objetivo. Cuando era pequeño mi mamá no me dejó tener juguetes violentos. En la adolescencia pedí una pistola de balines como las de mis amigos. Fue en vano y la verdad es que no me hizo falta. Sólo me había dejado llevar un poco por ese deseo de ser como ellos.

En los años en que he vivido nunca tuve oportunidad de disparar un arma. Y nunca la busqué. Es más, la esquivé. Pero hoy era mi oportunidad. En el pasado algunas veces ya había acompañado a Rigoberto, un cazador huitoto, por la selva. Fue en el Putumayo. Eran más jornadas de pesca nocturna en canoa en las que él llevaba una escopeta por si acaso. Pero nunca se dio la ocasión de dispararla. Yo iba como un observador pasivo.

Esta temporada en la selva he compartido mucho con cazadores. Tal vez habría podido pedirles que me llevaran, pero, a diferencia de los otros forasteros que vienen por acá no me llamaba la atención. Pensaba en esas largas jornadas en la mitad del monte, a la interperie, rodeado de mosquitos y muerto de sueño. Además, sabía que no les gusta llevar gente de fuera a sus jornadas; somos un estorbo. Tampoco me llamaba la atención el matar un animal. Había visto la matanza de una vaca en la Paya y había quedado muy impresionado por la cantidad de carne y sangre y por la semejanza con el cuerpo humano. La pesca me gustaba pero se me dificultaba sacarle el anzuelo de la boca al pez coleando y tratando de escapar. Sin embargo, ya viviendo en la selva un tiempo me había acostumbrado al hecho de depender de la carne de monte para sobrevivir. Se practica de manera natural y equilibrada. Es para el consumo propio. Y es de la mejor carne, pues son animales que corren libres por el monte y comen pepas. Sin embargo, la caza la veía más como un plan para jóvenes urbanos ávidos de aventuras extremas, de adrenalina, de machos con pistolas e historias para pavonear: niños grandes jugando aún a los policías y ladrones. Jóvenes de los que veo paseándose a mi alrededor mientras escribo y edito mis fotos. Mi búsqueda estaba muy lejana de eso; más íntima, y en un ritmo más lento.

Acá en el monte la caza no sólo se volvió algo cotidiano, sino algo primordial. Y, sin darme cuenta, los hechos se precipitaron. Hace dos noches, el 31 de diciembre, faltando cinco minutos para las doce, despertamos a Ferney para celebrar. Yo ya sabía de su costumbre de disparar a media noche. No era la típica fiesta de fin de año, con baile, trago y orquesta hasta la madrugada. No. Era otra cosa: un grupo de amigos, vecinos y familia reunidos en el monasterio Gnóstico en medio de la selva para celebrar. En un impulso que me sorprendió pero no evité le dije que me dejara disparar el tiro a media noche. Me dijo que listo, y faltando un minuto disparó. Después, volvió a disparar. Más tarde entendí que él había entendido que yo también disparaba. Claro, estaba medio dormido…

La noche siguiente, después de una sesión de meditación gnóstica y algunas hassanas de yoga quedé estimulado y acepté la invitación de pesca nocturna que antes había rechazado. La noche era la primera del año, y sin duda la más bella. En la oscuridad total de la selva íbamos remando rio arriba bajo un río de estrellas. La noche me llevó a cazar un gran pez con machete, pero lo dejé escapar. Para nuestra dicha, fue atrapado más tarde por los que iban en la otra canoa. Al día siguiente fue el desayuno de todos.

Dos días después volví a la casa de Ferney. A él le había quedado sonando lo que le dije a fin de año y me invitó a cazar esa noche, aprovechando que tenía dos escopetas.
-Vamos por una boruga. Ya vi el pepero donde están comiendo.
No pude decir que no. La boruga es un roedor muy grande, pero más pequeño que el chigüiro. Es café y tiene pintas claritas a los lados. Su carne es deliciosa. Son como los conejos: paren y paren y paren. Por eso, en la ciudad les dicen borugas a las prostitutas. Así que en esta zona se sale de noche a boruguear y puede ser dos cosas totalmente opuestas si se está en el monte o en el pueblo. Los cazadores pistean durante el día los caminos, las huellas, y sobretodo, los árboles que están soltando pepas y que se ve que están comiendo. Entonces arman la pacera para ir en la noche a cazar.
-Pero no sé disparar- recalqué.
-Ahh- exclamó con cara de duda.
-Llévelo que él sirve para eso –repuso Mercedes, su esposa- es tranquilo y callado, no como el francés, que si lo lleva se pone a bailar salsa en la hamaca.
-Listo, vamos, pero va a estar lejitos de mí- sentenció.
En ese momento me arrepentí un poco porque si ni siquiera iba a estar cerca de la acción, pues no tenía tanta gracia. Ni siquiera iba a poder oler la pólvora tras el primer disparo como hacen los cazadores para perder el miedo.
-Alístese, salimos al atardecer porque la luna no demora.

Preparé mi equipaje sin mucha ilusión. Llevé todo lo imaginable para defenderme de los mosquitos, menos repelente que espanta a los animales. No sabía si llevar un libro para no estar tan aburrido, así que le pregunté:
-¿Qué hace mientras espera? A veces son horas ahí, ¿no? ¿En qué piensa?
-No, usted no puede estar haciendo nada, tiene que visualizar el animal, llamarlo con la mente, conectarse con él.
Nos sirvieron comida antes que a todos los demás. Por la prisa no pude terminarme el chocolate caliente. Estaba recién bañado y ya sudaba del calor.

Salimos caminando en silencio entre la oscuridad. Ensayé una conversación sobre la caza, pero sus respuestas monosilábicas me dieron a entender que no era el momento. Se fumó un peche y me dijo que si quería era el momento pues más tarde, cuando llegáramos a la pacera no se podía. Lo rechacé. Sudando me limité a caminar detrás suyo sin siquiera fijarme en el camino.

De repente se detuvo, alumbró unos palos amarrados en dos árboles y me dijo:
-Montese acá. Yo voy a estar al otro lado del camino.
-No voy a ver nada- Pensé con resignación.
Me detuve un momento a contemplar la que sería mi pacera esa noche: un palo amarrado con bejucos más o menos a metro veinte sobre el piso y otro encima a la misma altura. Arriba debía colgar mi hamaca de los dos árboles. Estaría a unos tres metros sobre el piso. Me instalé, usé el mambe y el ambil, y me quedé quieto y callado en la oscuridad. Para no llamar la atención de los mosquitos me concentré en respirar lo más suave y sutilmente posible. En medio de esta meditación, me conecté con el lugar. Con el oído empecé a ver en la oscuridad. Entendía como los diferentes animales se comunicaban entre sí en el espacio. En un momento sentí un sonido encima de mí y alumbré para verificar que no hubiera una serpiente bajando por uno de los árboles. Nada. Sólo estrellas opacándose por la luna que empezaba a brillar. Seguí concentrado, identificando las diversas conversaciones entre los distintos animales en alturas diferentes de la selva. En un momento tuve una idea absurda que me lleno de pavor: Ferney me alumbró con la linterna y pensé que me iba a matar, lo iba a hacer parecer un accidente. Organicé las ideas buscando razones: será que pensaba que yo le coqueteba a su hijita. No podía ser. Me escondí tras unos árboles. Nada. Borré esos pensamientos y logré conectarme definitivamente con la selva, con el momento, ser conciencia pura con el todo.

De pronto, visualicé la boruga. La sentí acercarse. La oí. Prendí la linterna y alumbré debajo mío. Eran dos. Una pareja. El macho, grandote, llevaba una pepa grande de matamatá en la boca. La hembra era un poco más pequeña. Alcancé a sentir su olor. Se quedaron tranquilas y siguieron buscando pepas en los alrededores. Siguieron su camino.

Quince minutos más tarde oí un sonido. Era la boruga abriendo y masticando una pepa. Alumbré. Estaban las dos no muy lejos de mí, quietas, comiendo. Hice un esfuerzo mental para mandárselas a Ferney. Pero él no disparó. No funcionó.

Otros quince minutos después volví a sentirlas. Las oí. Estaban de nuevo debajo de mí. No sabía qué hacer. Estaba arrepentido de no haber llevado la escopeta. Estaban tan cerca que era imposible fallar. ¿Lanzaba el machete? ¿Le avisaba a Ferney? Pero me quedé callado, mirándolas, fascinado. Sabía que él no sentía nada ni veía nada: mientras que yo alumbré tres veces en las que seguí lentamente a las borugas alrededor mio, él alumbraba cada cierto tiempo en todas las direcciones, buscando.

Sonaron truenos muy fuertes y me gritó:
-Nico, va a llover. Vámonos.
-He visto tres veces una pareja de borugas- contesté.
Rapidamente descendió de su pacera con todo su equipaje y vino. No resistió la información. No le importó que nos mojáramos. Se subió a mi pacera y esperó. Me di cuenta que tenía una respiración fuerte y agitada y pensé que así espantaría a los animales. Después me dijo que a él sí lo habían picado los mosquitos. Yo no había sentido ni uno. Pronto empezó a llover. Descolgué mi hamaca y nos fuimos caminando. El estaba aburrido. Yo en cambio estaba feliz. No sólo había visto seis veces borugas en un rato, sino que había descubierto mi facilidad de conectarme con la selva de noche, había despertado mi vocación de cazador. Igualmente, había desperdiciado mí oportunidad. Decidí que iba a aprender cómo funciona un arma, cómo se apunta, y me aprendí el camino de regreso para poder volver.

Para hacer más agradable el camino de ofrecí un chocolate brasilero.
-No tenemos boruga pero tenemos chocolate- le dije.
Lo aceptó de mala gana, pero lo disfrutó. Llegamos empapados. El estaba aburrido. Yo estaba realizado.

* * *

sábado 3 de enero, 2009 *
d 375

Al día siguiente me desperté con la sensación que tuve en la pacera la noche anterior, aún estaba latente. En algún momento de la mañana surgió el tema de la cacería y Ferney me mostró en dos segundos una escopeta y dijo:
-Es fácil.
Y se fue. Me quedé con ella en las manos, absorto por todas las preguntas complejas que hacían que no fuera nada fácil. La puse en posición de disparar y las preguntas se multiplicaron. ¿Dónde la apoyo? ¿Cómo se mete el cartucho? ¿Cómo se carga? ¿Cómo se apunta? ¿Se dispara y ya? ¿Y, cómo se saca el cartucho? ¿Se lleva cargada caminando? ¿Cómo se agarra? Pero él ya estaba lejos. Así que la dejé en su lugar, entre los paños de hoja de palma del techo y las vigas y me puse a preparar el ají de lulo que doña Mercedes necesitaba para el almuerzo. No podía dejar de pensar en la cacería y en las dudas que tenía al respecto. Entonces llegó Pablo del maizal cargado con un costal de choclo tierno y todos se pusieron en la tarea del envuelto: sacar el capacho para envolverlo, quitarle los pelos, desgranarlo, molerlo, hacer la masa, cocinarlo… Terminé de cocinar el ají y aprovechando la concentración, cogí la escopeta sin municiones y me fui al segundo piso a familiarizarme con ella: cogerla, cargarla, montarla, apuntar, disparar, descargarla, soltar el gatillo sin disparar, volver a cargarla, apuntar a un tronco, a una gallina, seguirla, disparar, seguir un arrendajo, abrirla, cargarla, cerrarla… En esas llegó Alejo, el hijo de once años de Ferney. Empezamos a hablar de caza. A pesar de su corta edad y de no haber cazado nunca por su falta de fuerza para hacerlo, el haber acompañado incontables veces a cazadores que lo habían convertido un experto en la teoría de la caza. Su experiencia la tiene sobretodo de haber acompañado a otro de los hijos de la casa, a Javier, que con diecinueve años ha cazado más de 200 borugas, veinte venados, treinta cerrilos, cinco dantas… El me solucionó todas las dudas y me dio más confianza. Me enseñó a hacerle mantenimiento a la escopeta y quedó funcionando limpiamente.

Entonces estaba listo, pero no estaba seguro de dónde apuntar para disparar. Así que le pregunté esa única cosa a Ferney.
-Coja un cartucho, vaya por el potrero, ponga un blanco y ensaye un disparo.
Alejo me acompañó. Fuimos lejos de la casa y pusimos un tarro sobre un tronco. Me paré a unos quince metros, y me preparé con calma. Alejo quitó unas plantas que estaban en el camino y le reclamé:
-En el monte no voy a poder hacer eso.
-No importa, es para ensayar.
Entonces le disparé. Le di en todo el centro. No se puede comer este tarro, pensé, pero igual, es un principio.

Por la noche los truenos embolataban la salida. Estaba deseoso por ir a cazar, pero cada vez se retrasaba la salida. A las 19:40 tomamos la decisión de salir. Ferney me dio varios cartuchos y le dijo a Alejo que me acompañara. Alistamos el equipaje y salimos al camino. Le di un chocolate a Alejo y empezamos a caminar. Me dijo que la cargara por si acaso, pero le dije que aún no estaba listo. Me sentía muy agitado y no quería caminar así con una escopeta cargada, por el monte. Comparado a la calma del día anterior en que iba de acompañante, estaba muy acelerado, sudando. Usé el mambe y el ámbil,. Conjuré el ámbil intuitivamente, como conocía que lo hacían los cazadores huitoto. Le pedí permiso a la madre tierra, a la dueña de los animales, al monte, al jaguar, rey del bosque y a la boa, reina del río, una boruga. Quería una para compartir con la familia de Fenrey y de Valeria, con quienes estaba tan agradecido. Entonces cargué la escopeta y seguimos caminando. Estábamos hablando sobre cómo acomodar las hamacas, si él encima o debajo, pues como principiante no quería compartir hamaca con él teniendo una escopeta cargada.

De pronto, unos ojos atravesaron el camino delante de nosotros. ¡Una boruga! Cruzó el camino corriendo y se internó en el bosque.
-Mírela, la boruga- dijo Alejo.
Corrimos al borde del camino, mirando hacia donde había entrado.
-¿La perseguimos?- pregunté.
-No, eso ya va lejos- dijo. Pero seguía buscándola con su linterna, así que hice lo mismo. Volví a preguntar:
-¿Vamos a buscarla?
-No, ya va lejos- repitió, pero seguía buscándola.
Entonces la vi.
-Ahí está- le dije. Ladié la linterna frontal, apoyé la escopeta, apunté despacio. Me di cuenta que no la había cargado, así que lo hice y apunté de nuevo. Me dijo:
-Hágale con calma- pero yo ya lo había pensado.
Cuando me sentí listo, disparé. Retumbó muy duro y quedé en shock un segundo. Olí la pólvora del cañón y perseguí a Alejo que ya había entrado en el bosque corriendo. Cuando llegamos al lugar, a unos quince metros nuevamente dijo:
-No le dio, acá estaba.
Entonces vimos que había volado unos dos metros para atrás y estaba boca abajo, muerta de un tiro certero en la cabeza. Alejo revisó si estaba preñada y si había muerto. La cargué para meterla en la maleta y sentí su fuerte olor a animal de monte. La cargué en la espalda y le dije:
-Y ahora, ¿qué hacemos?- pues estaba preparado para pasar un par de horas en la pacera.
-Pues volvemos.
Así que caminamos de regreso. Me dijo que cargara la escopeta por si aparecía otra. Pero yo estaba muy agitado y ya me habían dado lo que había pedido. Estaba feliz.

Cuando llegamos apagamos la linterna para llegar por sorpresa. En ese momento Ferney estaba diciendo:
-Ya deben estar colgando las hamacas, listos para esperar.
Y entonces nos oyeron y preguntaron:
-¿Quién está ahí?
No tuvieron tiempo de decir nada más. Entramos al comedor y les dije:
-Yo le pedí una boruga a la madre naturaleza para compartir con estas dos familias.
-¿Y que pasó?- preguntaron asustados.
-Acá está- dije mientras la descargaba.

Comimos boruga tres días, y la pude compartir no sólo con esas dos familias, sino con amigos del Calderón que antes me habían hospedado. Esos días estuve con el olor de la boruga impregnado. Un olor fuerte que no me permitía estar tranquilo. Dicen que una vez uno caza se imrpegna del olor y no vuelve a ser igual. Huele distinto a los animales en el monte, lo respetan. Además, ya se reconocen por su humor en la distancia. Ahora, desde ese día, soy un cazador.

* * *

No fue más que una confirmación más del aprendizaje del viaje: la mente es poderosa, y su poder, depende totalmente de nosotros, de nuestro dominio sobre ella.
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pueden ver fotos ac• (lentamente desactualizadas)
* del diario

maloca huitoto. vivir para bailar y bailar para vivir


sábado 20 de diciembre, 2008 *
d 361
_ km once, leticia, amazonas, colombia

El baile y la timidez no son buenos amigos. Y los dos han sido amigos míos. No se dejan vivir tranquilos. Y no me dejan vivir tranquilo. Sin embargo, siempre quise bailar. De pequeño casi no lo hice. No podía. En la adolescencia tuve casuales coqueteos con el baile, pero mi metaleridad no dejó que prosperaran. Tal vez alcancé a conocer la delicia del desfogue, lo atisbé, pero no aprendí. Y peor aún, no vencí la timidez. El pavor. (No sé por qué, pero sé que mi hermana sabe de qué estoy hablando. Escribiendo.)

Ya en la universidad las relaciones largas y cariñosas me enseñaron. Me dejé. Y así, dejé salir un relampaguéo de mi infancia salsera en Cali pachanguero. Bailaba salsa en brazos de Adela, una negra sabrosona y amorosa que trabajaba en mi casa y mezarandeaba como a un hijo. Le cogí amor al baile, pero no supere la vergüenza. Pensé que lo había hecho en las noches delirantes que se amanecían sin que mis brincos dementes entre luces y sonidos se mosquearan. Después se acabaron las novias. O las acabé. O me acabaron. Y tocó prostituirse: gozar del baile con todas. O casi todas. Pero la pena no había desaparecido. Incluso en busca de mover el esqueleto con alguna práctica caí en sesiones de danza contemporánea y de tango, pero eran las dos muy lanzadas para mí.

Al volverme pateperro encontré una nueva dificultad: bailar en tierra de otros. Recuerdo dos momentos extremos: las fiestas de la virgen del Carmen en Bojayá, y la fiesta de la tambora en San Martín de Loba. En medio del apogéo de mi pasión por la música negra colombiana tuve dos tandas excepcionales en su tierra: la chirimía y la cumbia. En las dos fiestas tradicionales yo y mi acompañante éramos los únicos forasteros. En Bojayá la chirimía recorría el larguísimo pueblo al lado del Atrato seguida por el bunde popular. Cinco días. Tres veces al día. Pero a mí no me salía. Y además, la cámara me escudaba. La cumbia de la tambora me inhibía en el poblado momposino, esa lucha a tumbes en parejas. La desinhibición total se dio en el Petronio de hace unos años en Cali. El Currulao y el calor del pacífico ya me sacaron el demonio bailador y tropical que hay en mí. Pero eso fue un caso aislado, pues la inmejorable música y el ambiente multitudinario de baile desenfrenado y gozadera condenaban a todos al baile exhuberante. No había salvación.

Por andar husmeando en la comunidad murui uitoto del kilometro once de Leticia -haciendo mambe con Cristobal y Jimmy, ambil con don Chucho y Walter, y coquetéandole al tucupí y al almidón de doña Laura- me invitaron a una fiesta. Empezaba a las siete y terminaba a la media noche. Antes de las siete pase a recoger un ámbil que había quedado reduciéndose toda la tarde, y me fui a hacer una vuelta al pueblo, esperando volver pronto. Pero no llegué sino hasta las once.

Al acercarme oí muchos cantos que salían de la maloca. Para mí sorpresa, la fiesta estaba en el clímax y no parecía que fuera a terminar pronto. Me senté a contemplar a la comunidad bailando y poco a poco entré en un trance. Al no aguantar más, pregunté si podía participar.
-Claro, para eso es.
Me paré y me metí en medio de la serpiente humana que bailaba en espirales, girando, y cantando. Los hombres de un lado, afuera, las mujeres adentro. Estaba tan metido en el cuento que cantaba sus canciones en lengua. Sudaba. Sonreía. Todos lo hacían. Entendí por que el baile es lo que le da sentido a la vida para los uitotos. Organiza el mundo. “Los uitotos bailamos para vivir y vivimos para bailar.” En el baile se da gracias a los dueños de los animales, se cura, se pide, se reúnen las gentes. En el baile se enseña la tradición. En el baile se reúnen todos, los más viejos y sabios y los pequeños. En el baile la comunidad es un solo ser, comunicado con los espiritus de la selva y con los ancestros. (Pendiente notas del libro Murui).

A las dos de la mañana tuve que irme porque madrugaba al otro día a caminar. La gente seguía bailando sin parar. Ni siquiera pude despedirme. Espere un rato a que se sentaran, pero nunca sucedió. Salí sudado, caminando en bajo una suave llovizna. Feliz. Sabía que después de ese día nada sería igual. Había soltado un nudo que me retenía. Ahora andaba ligero, libre. Una vez más recordaba que la música tradicional es otra de las patas de este viaje, de esta mesa.
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* del diario

el calderón. de patos y reiki

sábado 27 de diciembre, 2008 *
d 368
_ leticia, amazonas, colombia

En una jornada maravillosa fui inciado en el mundo del reiki por una maestrade mastras, Valeria. A partir de entonces he estado literalmente cargado de energía, es una sensación permanente, como aguantando un suspiro. Liviano, pero fuerte. Alegre, algo ensimismado. Sensible a las vibraciones. Conectado con mi propio fluir que poco a poco se exterioriza.

Podría hablar largo sobre lo fuerte que ha sido esta apertura y conexión energética, pero tendría que hacerlo con mucha más calma. Así que me límito a contar una sencilla experiencia.

Después de estar trabajando sobre mí mismo por unos días, la vida me puso frente a una situación: un patito tullido. Sin pensarlo mucho me nació cogerlo entre mis manos. Fue hermoso. Al principio se puso nervioso. Temblaba. Poco a poco se fue relajando y cerró los ojos. Después de un rato lo dejé descansando. A los dos días lo vi más decaído y lo cogí para otra entrega de amor. Lo tuve entre mis manos y abrió los ojos. Al final le pregunté a Ferney por su situación. Sin rodeos contestó:
-Lo mejor es ayudarlo a morir.
Lo cogió, lo puso sobre un tronco y le dio con el revés del machete en la cabeza. Abrió un hueco y lo enterró. Sólo me queda pensar que lo ayudé a dar el paso. Así como mi primer cliente resultó ser un pato, también lo fue mi primer paciente.

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leticia. la vida y el mundo son increibles

jueves 8 de enero, 2009 *
d 380
_ leticia, amazonas, colombia

Si o qué… my one and only love…

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leticia. la vida y el mundo son increibles

jueves 8 de enero, 2009 *
d 380
_ leticia, amazonas, colombia

Si o qué… my one and only love…

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leticia. 72 vueltas al sol con el negro josé.

jueves 8 de enero, 2009 *
d 380
_ leticia, amazonas, colombia

Son las tres de la mañana y después de una sesión de música gitana la fiesta se ha salido de control, los cuerpos no pueden dejar de bailar. Suena el Condomblé para el Negro José y naturalmente se hace un círculo alrededor de ella, de Valeria. Su voz es la que canta. Voz inglesa permeada –contaminada- por décadas recorriendo Colombia.
“en un pueblo olvidado no se porqué…. amigo negro josé…” Todos cantamos alrededor suyo, encendidos de alegría: ella es la razón. Celebramos que ha dado setenta y dos veces la vuelta al sol. Una fiesta inolvidable para todos. Una noche maravillosa para mí.
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pareja perfecta

foto: wendy wu

viernes 9 de enero, 2009 *
d 381
_leticia, amazonas, colombia

Las apariencias engañan. Disuaden. Convencen. Confunden. Atraen. Eso es lo bueno de ellas, para mí. Otros dirán que eso es lo malo. Le ponen picante a la vida. Demuestran una y otra vez lo equivocados que andamos: detrás de una cara hay mil posibilidades. Me comprueban una vez más como los prejuicios predeterminan la distancia con el otro, cierran puertas, o abres puertas.

Cambiando de tema de alguna manera. Me preguntaron una vez más si Pablo y yo éramos novios. Así de pareja perfecta hacemos.
-No -contesté- es muy feo.
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el calderón. la suerte (muerte) de macpato



martes 6 de enero, 2009 *
d 378
_el calderón, leticia, amazonas, colombia

Macpato se salvó el 31. Lo llevamos hasta la finca para la cena, pero Ferney decidió que viviera y que mejor a la olla fuera el viejo del corral. Sin embargo, en la selva, lejos del gran río y aprovechando su nueva condición de macho alfa, empezó a perseguir a las patas. Su falta de práctica le impidió alcanzar a ninguna. Motivado por sus traumas de adolescencia en el barco donde fue violado por el pato de la vecina y, ante la imposibilidad de coger hembra adulta, se fue contra los paticos. Dia y noche los perseguía con cara de viejo verde. Así que tocó sacrificarlo y nos lo comimos el 6.

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* del diario

el duro de la carcel

6 de diciembre, 2009 *
d 347
_cárcel de leticia, amazonas, colombia

Sentado en el piso de la cárcel, negarle un porro al cura, el duro del patio uno. Dicen que no le gustó mi gesto, pero qué hago, fui sincero, en ese momento no quería, necesitaba estar lúcido.
el calderón. macpato

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* del diario

lunes, 16 de febrero de 2009

rio amazonas

lunes, segunda feira, Febrero 16, 2009 *
d420 / k 3600
_belem do pará, Brasil

Escribo desde la boca del amazonas en el atlántico.

Terminé de recorrer el gran rio, todo.

Este país me gusta cada vez más.

El portugues fluye en mis venas.

Ahora bajaré la costa poco a poco, por ahora buscando unos tales carnavales en algun pueblo perdido.

Volveré pronto con muchas historias y fotos, cuando el tiempo lo permita.

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pueden ver fotos acá (lentamente desactualizadas)
o unas muy pocas en el blog de paul
* del diario

sábado, 7 de febrero de 2009

brasil. la la la la la la la la

sábado 7 de febrero, 2009
d 410 / k 3501
manaus, brasil

Pasé setentaydos horas en un barco viajando de Leticia a Manaus, atravesando la selva por el río grande. Leí la Voragine. Práctiqué o meu portugues. Me maravillé con la unión del rio caféconlechey  el rio negro petroleo. Manaus me recibió con una tormenta tropical, la gran ciudad....
Mentiría si digo que no estoy ansioso, pero mi cabeza se calma tararreando la canción:
Brasil, la la la la la la la la
la la la la la la la la
la la la la la la la la
Brasil, Brasil, Brasil...

(tengo mucvho por contar -colgar- acá, pero por ahora tengo que buscar donde dormir.
Até logo)

miércoles, 28 de enero de 2009

¡yo fotógrafo! / revista BG



Bueno, llegó el día en que vendí mi primera foto y la publicaron. No cambia nada, ya antes había publicado fotos, pero hoy soy un fotógrafo.

Está en la revista BG # 39 "fantasía" pg. 87 sección de Turismo Interno. Es una toma del Bosque Petrificado de Puyango, que con su magía y encanto me ha bendecido.
Es posible ver la publicación en red en http://www.bgmagazine.com.ec/ buscando la página o la sección mencionada.

Estoy feliz. Soplan buenos vientos.

martes, 13 de enero de 2009

sobreviví la manigua... por ahora


yo
acabo de salir de tres semanas de manigua

pesqué de noche con machete
pasé año nuevo en un monasterio gnéstico en medio de la selva
cacé una boruga con escopeta en medio de la noche y me la comí en sancocho creyéndome hemingway
cavé un pozo de dos metros de profundidad
recogí las mazorcas del maizal para convertirlas en sacocho, envueltos, colada, natilla
comí sancocho de caimán con chontaduro
atravesé rios
caminé rios
pedalié rios
aprendí a trepar la palma del asaí
tumbé una palma para sacarle el palmito
aprendí a manejar moto
bailé hasta caer en los brazos del amanecer celebrando setentaydos años bien vividos de una mujer encantadoramente poderosa
curé palpitaciones del corazón,
también las padecí
caminé con una mula horas por la selva para recoger el chontaduro y convertirlo en chicha
vi la muerte y el nacimiento de la luna en medio de la manigua
documenté el deguelle de un pato y su posterior entrada a la olla
sobreviví calores húmedos y tormentas tropicales
vencí por una temporada a los zancudos
aprendí a hablar con la pachamama, dueña de todo lo de la selva
y ella, me contestó
recibí el poder de la energía cósmica y lo llevo en las manos
compartí con pocos mucho
me olvidé de todo
hasta de mí
y volví

espero pronto pedalear a los carnavales en la costa brasilera, si es que logró separarme de esta manigua.

y pronto,
acá estarán algunas de estas historias

amarilla [musa paradisiaca]

amarilla    [musa paradisiaca]
"violadora de parajes recónditos, mi [bicicleta] llega adonde no llega el carro o el peatón" (f. vallejo) /

recorrido a través de suramérica [oEste-este]

recorrido a través de suramérica [oEste-este]
actualizado el 29 de marzo '09 en areia branca do rio grande do sul, brasil. recorrido en bici en azul / caminando en negro / en automovil o bus (gasolina) en rojo (el avión por ahora no lo pongo...) en barco por el amazonas azul punteado / paradas a dormir en cuadro negro con punto amarillo (solo sobre el amazonas y brasil. / del ecuador y perú, se pueden ver en entrada antigua (en proceso... como todo)