lunes 15 de noviembre, 2010
d. 78
__tren jhansi-agra: segunda clase, última clase, india
Un compartimiento de un vagón de segunda clase tiene —según la numeración sobre las bancas— puestos para 10 personas. En este momento vamos 25 y maletas.
Yo ante la dificultad
Me doy cuenta que tiendo a dejar todas las dificultades fuera de lo que escribo, fuera de mi cabeza. Y las las contrariedades son fundamentales en la narrativa, en la historia, en el viaje de la vida. Y este viaje tiene muchas dificultades para lo que un mortal no indio puede considerar normal. No sólo el idioma y el alfabeto, la comida, el tamaño de país, la sobrepoblación, y sobretodo, la comodidad cuando a estándares indios se refiere.
tres indios encima mío
De los 25 en el compartimento —un vagón debe tener unos 6 compartimentos— tengo tres indios encima tratando de descifrar mis garabatos. Soy absolutamente exótico y misterioso para ellos, que ademas gozan de un alto nivel de curiosidad hacia el otro, el diferente. A nadie más se le ocurriría estar escribiendo en semejante apretuje.
Hoy ha sido un día difícil y pienso contarlo para equilibrar mi escritura positiva. Y haciendo esto, entender mi naturaleza que también borra lo malo (y a los malos).
el depresivo
Crecí como una persona depresiva, atormentada por las condiciones de vida, por la realidad, hasta que entendí que 'humano se nace´y que esa depresión sólo servía para atormentar lo que sería mi vida, corta como todas. Supongo que de mi madre aprendí a sonreir a la vida, venga lo que venga. Y del yoga claro, del desprendimiento ante la ineludible impermanencia de las cosas. Cuando hay algo malo, 'tranquilo, se va a terminar, y es lo primero que olvido. Y cuando hay algo bueno 'disfrútalo, se va a terminar'… Como olvido lo malo, no lo registro horas o días después cuando vengo a escribir. En cambio lo bueno lo agradezco y lo engrandezco y lo recuerdo.
el despertar
Hoy desperté a las 6. Tenía un riguroso plan de día (error) que se ha ido desmoronando sin complicación.
Mis opciones eran coger un taxi privado inmediatamente salí del hotel o tomar un tempo (mototaxi compartido) en la ruta Orchha-Jhansi, donde tomaría el tren hasta Gwalior. Viajando me parece poco interesante tomar el camino fácil, caro y efectivo. Creo que me desconecta de la sorpresa, de la realidad, y sobretodo, del ritmo local. Y al viajar es clave entender y sentir el ritmo de cada lugar.
Esperé media hora a que saliera el tempo, tomando un chai y comiendo bananos, como buen primate. En el camino alcanzamos a estar montados 13 personas. Había buena música.
primera segunda clase
Llegué a Jhansi y cogí el tren a Gwalior. Pedí tiquete Sleeper (la que sería 4ta clase) y me dieron de 2nda (la 5ta y última, pues la siguiente es la gente que se apichurra en un vagón sin ventanas marcado 'lugagge'.
Los estándares indios de comodidad, dada la poca afluencia de dinero del porcentaje mayor de este país de más de mil millones de seres humanos, y sobretodo, de esa sobrepoblación, son muy bajos, absolutamente masivos y apichurrados. Y no hay nada que hacer. Así es.
Para mí sorpresa el vagón estaba lleno al punto de que cada uno tenia su puesto, salvo uno que otro que estaba acostado en los portaequipajes, allá arriba.
—No es tan mala la segunda clase como la pintan— pensé.
Mi idea era conseguir un hotel apenas llegara a Gwalior, visitar el fuerte y el palacio y salir al otro día madrugado para fatehpur Sikri, la ciudad-fortaleza-palacio de Akbar.
café
lo primero que hice en Gwalior fue ir a la sucursal del indian coffee house, un restaurante de la cooperativa de trabajadores de café, congelado décadas atrás. Es un lugar que no tiene pierde: desayuno del sur de la India (paneer dosa), café frío para el calor y lassi para más calor.
el desespero
Fuí a cuatro hoteles: dos llenos y los otros dos a 400 y 700 rupias lo más barato. Yo vengo de pagar 70, 100 y 250. Este último fue excepcional en un lugar relativamente bueno. Acá todo es caro y malo, sucio. Mi presupuesto es gastar 600 rupias al días, que sumando compras esporádicas sube a 750.
Una hora después, acalorado y sudado decidí cambiar de planes. Mi interés en Gwalior era más curiosidad y realmente lo que me interesaba era el fuerte de Akbar, 50 km al oeste de Agra. Llamé a un hotelito que me contactaron cerca del palacio: 200 rupias. Vacante. Vendido. reservo.
tres más
ahora tengo otros tres manes encima mío viendo a ver qué tanto es lo que escribo.
continúa
Así que pienso: voy de una, paso la tarde en los monumentos y vuelvo a visitarlos al amanecer y llego a Delhi unas horas antes.
28
Ahora vamos 28 en el compartimento y hay un fuerte olor a baño sucio. De los 28 unos doce tienen una ruidosa conversación en hindi y creo que hablan de mí.
corran
Gwalior no me recibió bien. Una estación llena de gente, calor, hoteluchos y restaurantuchos y todo tuchos. Sucio, tráfico, conductores que se pelean y me aturden para llevarme y yo 'mano, yo camino'.
Volví a la estación. Filas largas y hago una que se mueve sorpresivamente rápido. Llego a la ventanilla y el man no habla inglés. Que pase a la de al lado —'sin hacer fila de nuevo' me hace entender ante mi mirada de reprobación.
Paso y me meto de primero ante sus miradas reprobatorias. Pido un tiquete Sleeper, pero me dice que no que solo vende de segunda y no me quejo ante la buena experiencia anterior.
la espera
me quedo dormido esperando el tren, que llega con una hora de retraso y la gente se tira como bestias a la puerta de segunda clase, sin dejar salir a los que se bajan, pelean, caos. Así que me tiro yo también, peleo, trato de empujar, pero con todo soy el penúltimo en subir. Así que el vagón está repleto. Pienso colarme a Sleeper pero finalmente me resigno a la realidad. Veo un compartimento superior para maletas con sólo dos manes aocstados mientras que en los demás hay 4. les hago señas de que se meuvan. Que no. Que sí. Que no. Otros le protestan apoyándome. Que no. Pienso salirme y colarme a Sleeper pero el tren comienza a rodar. Me resigno y me quedo parado.
Un rato después un man me da su puesto. Pronto se va a bajar. Me siento con dificultad: en la banca para 4 vamos 7. Así que acá estoy sentado en medio de 27 indios, 27 hombres indios, 7 en esta banca, 6 en la de enfrente, 3 en la barra de equipajes, 2 en las sillas individuales, y 6 parados. Me duele y me suda el culo contra la dura silla de cuerina. Me sudan las piernas contra los Indios. Me suda la espalda. Pero voy tranquilo. Así haya cinco manes encima de mí cuaderno, voy feliz. Paciencia…. Ahora, voy a leer un poco.