d 27 / k 196.2 *
_ibarra, imbabura, ecuador
Estamos acabando la semana en Ibarra, cerca de la frontera con Colombia. Alistándonos para salir hacia la costa, mañana en la mañana.
Salimos de Cayambe el viernes en la mañana, después de hacerle desayuno a la generosa familia que nos acogió. Decidimos que la mejor manera de retribuir a la gente que nos va dando en el camino es cocinándoles. Así, también, se le da vida temporal a nuestro restaurante, por ahora móvil, que aparece y deja de existir. Ese día se llamó Creperie Cayambe. Crepes de mango y banano, y uvas, café. Deli. Nos quedamos un buen rato con Fabi, una mujer maravillosa con la que compartimos mucho en poco tiempo. Casi no somos capaces de dejarla.
El camino tuvo dos partes, una asfaltada y empinada hasta Olmedo. Dura, con el viento en contra. Pero por un valle hermoso entre montañas gigantes, y sembrados de trigo, papa y maíz. Después empedrara y en bajada. Dura también. Las burras con el peso sufren mucho (¡que viva el asfalto!). Pero fuimos suavecito, y llegamos bien. Era un camino por un valle tambien, entre grandes haciendas que hacen sentir todavía la colonia. Quedo muy claro que la vida no es tan simple como Pablo parrafrasea a Pambelé cuando dice que prefiere bajar que subir, porque también hay pisos diferentes, y el viento a veces está a favor, a veces en contra.
En Ibarra conseguimos un hotel muy sabroso en una casa vieja de patio en el centro. Es una ciudad que aun tiene edificios muy bonitos de la colonia, casas de pastio, iglesias. Y como casi todo lo que hemos visto en Ecuador, unos parque muy bien cuidados, llenos de plantas, flores y árboles. El sábado fue un dia de conocer la ciudad mientras haciamos vueltas para prepararnos para la playa. Estuvimos entre bicicleterias, talleres, lugares de soldadura, talabarterías, sastrerías, afiladores de machetes, ferreterias, tiendas de artículos de cocina (¡ya tenemos colador de café y tabla de cortar!), zapaterías, y en el mercado Amazonas, un mercado popular donde se encuentra todo, lleno de metidos, una pequeña ciudad medieval.
Por la noche íbamos a hacer todos los demás preparativos, pero estabamos cansados y decidimos más bien conocer la ciudad al ritmo de unas Pilsener, enormes cevrezas, y dejar los preparativos para el domingo. Terminamos conociendo la colonia de colombianos que nos compartieron comida, café, y algo más. Fuimos al billar en el pasaje Ibarra, donde todo es colombiano. Por fin buena salsa. Después terminamos convirtiendo el cuarto del hotel en pista de baile.
Hoy fue un día relajado. Dormimos suficiente, super desayuno en el mercado, siesta, y toda la tarde en el parque arreglando las bicis y las alforjas. Después un famoso helado de paila. Y listo, a organizar todo para arrancar mañana hacia Lita, camino de San Lorenzo.
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pueden ver fotos en http://www.flickr.com/photos/66468173@N00/
blog de paul http://hastadonde.top-depart.com/
*desde la salida de bogotá (d=días / k=kilometros en bicicleta)
1 comentario:
que buen viaje, y qué rico poder acompañarlo a través de su blog. Se le dispara a uno la cabeza...
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