lunes 28 de abril, 2008 *
d 125 / k 1670
_bus de vilcabamba a cuenca
He visto varias páginas rediales de viajeros intergalácticos que han hecho recorridos en bicicleta. Normalmente los viajes siguen una línea lo más derecha posible, que generalmente es decidida y trazada antes de comenzar el viaje. Una línea que pasa una ciudad, otra, atraviesa uno y otro país, y otro. Y así, un continente. Y en el caso de los más osados, otro.
Nosotros no. Más bien hacemos un gran espiral. Tanto así que en el mapa, la línea ya no tiene sentido, al menos no uno solo. Además, es la única ruta posible. Es la vida, y como ella, gira sin dar aviso, sin plan. Gira y cambia en cada momento y nos manda, a mí y a mi destino, al lugar menos esperado, en cualquier momento. Y eso es justamente lo que está sucediendo.
Teníamos pensado atravesar la sierra hacia el norte, hasta la capital, visitando lagunas, ciudades coloniales, nevados, volcanes, pueblos indígenas, mercados autóctonos, trenes de infarto, farallones, cascadas, narices de diablos, parques naturales y aguas sagradas.
En su lugar, hicimos el mismo recorrido pero directo, en bus, sin caminar los volcanes ni farallones, sin entrar a las casas coloniales ni hablar con los locales, sin nadar en los ríos ni en las lagunas.
Volvemos a Mompiche, casi el comienzo del viaje, por donde pasamos hace más de tres meses. Alejo e Igor necesitan nuestra ayuda en el hostal, así que vamos a poner nuestras manos a su servicio. Además, la propuesta no está nada mal: un hostal, el mar, tablas de surf, y lo más importante: una cocina y unas mesas para que experimentemos. Tenemos nuestro restaurante temporal. Subimos un escalón desde que ahí mismo empezamos el negocio de la comida de manera informal. Siempre se vuelve a los mismos sitios donde se amó la vida.
Será un tiempo y un espacio para descansar, para cocinar, para aprender, leer, relfexionar, escribir, tomar fotos, hacer origami. Un momeento para instalarse un tiempo en un lugar menos abstracto que mi hamaca que viaja en bicicleta. Pero sobretodo, un momento para no hacer nada.
También, un momento para esperar a Lucía y encontrarme con ella, pues viene de esa vida frenética y corredora (sin ir necesariamente, o generalmente hacia ninguna parte) de tabogo.
Será un tiempo para alimentar a la humanidad, y de paso a mi otra bitácora, la de cocina, cocinandosuave.blogspot.com . También esta tendrá que estar un poco en remojo, en la nevera. Con el cambio de ritmo y de actividad habrá menos para escribir acá por un par de semanas, y repensar la escritura y esta bitacora. Para los que se han quejado que voy muy rápido y no se puede leer, tendran tiempo de descansar, o de ponerse al día. Aunque mi alto en el camino y la desconexión en el lugar donde estaré me impondra un silencio y cierto abandono, de ninguna manera será absoluto. Volveré. Seguiré.
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pueden ver fotos (lentamente desactualizadas) enhttp://www.flickr.com/photos/66468173@N00/
o en el blog de paul http://hastadonde.top-depart.com/
* del diario
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