bosque petrificado de puyango

miercoles 16 de abril, 2008 *
d 113 / k 1505
_puyango, el oro, ecuador

Estoy frente a unos troncos que aunque son troncos, no son de madera. Fueron. Hace cien millones de años. Yo tengo veintiocho. Veintiocho años, sin millones. Ahora son piedras. Unas piedras que son unos troncos, que han tomado el lugar de la madera, han reemplazado las moléculas. Y mejor no entrar en muchas más explicaciones, así es. Es un bosque petrificado. Al lado está el río. Y al otro lado, pablo duerme una siestica. Y al otro lado, el atradecer. Alrededor, un bosque seco sobre el bosque petrificado. Es seco porque no es húmedo, no porque esté seco muerto, como las piedras. Y acá, estoy yo.

Hoy fue un día duro. Hoy se acabó la costa, el plano, y empezó la sierra, la cuesta, que cuesta. Poco a poco se inclinaba la carretera y el hambre. Así que después de cuatro horas de pedal, cojimos una camioneta media hora, almorzamos y después una hora de bus. De ahí, otra media hora de pedal hasta el bosque.

El bosque, el petrificado, viene de un bosque del período cretácico, de la era mesozoica, cuando había dinosaurios. Ahora sólo he visto aves, réptiles, anfigios e insectos. Y humanos. Ahora estamos los que venimos de los dinosaurios, y luego, dinosaurios seremos. Antes esto estaba bajo el mar. Tal ves después tambien lo esté. Hay unos fósiles de araucarias gigantes (araucarioxylon), y allado petrinos enormes, que son una especie de ceibas creo (caranillesia platinofolia). Dicen que es la mayor colección de madera petrificada del mundo, auqnue parece que en el norte de américa hay otro grande. Y también hay uno en la patagonia que espero conocer. Lo especial de este es que tiene un bosque encima, los otros dos están en lugares estériles.

En este bosque, uno va caminando por un camino de bloquecitos de concreto, y en lugares donde no pega el sol, están recubiertos de un musgo verde brillante. Es mágico. arquitectura del paisaje de la buena, espontanea. Después de mucho calor, de la ciudad y de lo que implica (concreto, fiesta, restaurates, gentes, buses, vueltas...) ha sido una delicia llegar acá, un respiro. La montaña nos hace mucho bien. Verde, verde, mucho verde. Tierra. Agua. Muchos pájaros, libélulas, iguanas, osquitos, ruidos, ríos, arroyos, cascadas, y muchas piedras. Y árboles de piedra, entre las cascadas, entre el río, entre el bosque. Y de pronto, ¡una tarántula! Casi la piso. Que susto tan berriondo. Muy grande, muy peluda. De unos veinte cms. Café oscuro.

Y además, el clima es delicioso, y como casa tenemos un mirador dentro del bosque.

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pueden ver fotos (lentamente desactualizadas) en
http://www.flickr.com/photos/66468173@N00/
o en el blog de paul http://hastadonde.top-depart.com/
* del diario