domingo 20 de julio, 2008*
d 207 / k 1970
_huancabamba, piura, ecuador
Cuando íbamos a Huancabamba nos enteramos que era una región famosa por sus curanderos. Así es el viaje, a diferencia de otros que antes de ir se empapan con toda la bibliografía posible, para conocer lo más importante en el menor tiempo, nosotros vamos despacio, aprendiendo a medida que recorremos. No hay afán por conocer grandes palacios, pero sí por conocer a la gente, y conocer como viven en su geografía.
Yo estaba ilusionado por los curanderos. Decían que hacían ceremonias muy espirituales en las Huaringas, lagunas sagradas, en el páramo. COmenzando mi nuevo año, sintiendo un llamado espiritual, parecía una buena oportunidad, una buena celebración, incluso para mí, un escéptico de nacimiento. Sin embargo, por experiencoas anteriores, sé que soy escéptico a las creencias absurdas, no es que carezca de fe, pero si un chamán, o una persona me inspira confianza, me dejo llevar.
En el terminal fuimos a la oficina de turismo y nos dijeron que a qué maestro queríamos visitar, y nos dieron una carpeta con fotos de cada maestro y una lista de lo que sabe hacer (florecimientos, amor, pareja, dinero, enfermedades, temores, mal de ojo, etc...), el tiempo que llevaba de maestro, y la laguna a la que iba. Vimos que viene mucha gente de la región, del país, y hasta extranjeors para ser curados. Nos dijeorn que mínimo costaba cien soles, pero que había que hablar con el maestro, y el decía, dependiendo de sus pesnamientos. Quedamos dudosos, los dos, el Quijote y Sancho Panza.
Lo dejamos así, y decidimos ir conociendo y dejando que las cosas pasaran. Después de un dia caminando por el valle, decidimos ir al día siguiente, al menos a conocer las lagunas. Y si alguien aparecía y nos daba confianza, pues también. Decidimos llegar temprano al terminal y conseguir un carro que nos llevara a Salalá, el poblado de los maestros, de donde se camina hacia las lagunas.
Volvimos a la juguería de juanita a tomarnos un té antes de dormir. Apenas entré me llamó un señor, me dio la mano, muy amable. Me dijo que era profesor de química en lima y me presentó a su acompañante, un maestro curandero. Me preguntó que quien era, que porqué había tomado tantas fotos en la procesión. Se interesó por nosotros.
Después de un rato de conversar nos preguntaron si íbamos a ir a las lagunas. Les dijimos que sí, que mañana. Que con quién. No sabíamos todavía. Ellos también iban a ir. Nos invitaron a ir con ellos. Ni siquiera tendríamos que pagar, ya todo estaba listo, tan solo la comida.
Nos recogieron antes de las cinco de la mañana. COmo se usa en la región, íbamos ocho en una station wagon.
Llegamos a Salalá a las seis y nos dieron una sopa muy nutritiva de desayuno. Nos prestaron botas pantaneras, pues no íbamos a llegar con nuestras chanclas dijeron. Y a Pablo, que tiene poca ropa desde el robo, le regalaron medias y le prestaron un poncho tradicional.
Caminamos dos horas subiendo al páramo, por un valle con muchos riachuelos y casas campesinas indígenas. El clima cada vezerz más frío y húmedo.
Al fin llegamos a la Laguna Shimbe, a tres mil trescientos metros de altura. Una laguna blanca por el reflejo del cielo nublado. Una laguna larga, de siete kilometros, entre montañas muy altas. El clima era cada vez más frío, más húmedo, más neblina, más lluvia, más viento.
Se alistaron para la ceremonia. El maestro hiz unos cantos previos. En la laguna había ya otro grupo en medio de la ceremonia, un grupo grande. El profesor alistaba todas sus cosas. Lo ha hecho hace ya muchs años, a veces más de una vez al año, y tiene también su propio ritual alrededor de la ceremonia.
De pronto vi que el maestro compró una gaseosa rosada en un pequeño rancho que hace de refugio y de tienda cerca de la laguna. Me pareció extraño.
Al fin bajamos a la laguna, que estaba muy brumosa. Vi que el otro grupo ya se había bañado, estaban congelados, moviéndose para calentarse. Era gente de la región. Eso me dio confianza.
Me gustaba pensar que de ese páramo, de esa laguna, baja el agua y se forma el río Huancabamba, que después desemboca en el Marañón, que a su vez nutre al amazonas. Allá vamos.
Al borde de la alguna había un altar de piedra y tierra. Alrededor había mucha basura evidentemente de otras ceremonias: tarritos de perfume, cascaras de limón, plásticos, ropas. Pregunté que porqué tanta basura, pensando que no me gustaba esta ceremonia, y dijeron que otros maestros la dejaban, aunque estaba prohibido. En ese altar dispuso el maestro sus utensilios, espadas tipo conquistador, baras tipo magía negra, conchas, recipientes para hacer bebidas, perfumes económicos, menjurges de hierbas, frasquitos con diversos líquidos, limones. El profesor también dispuso las suyas, un libro que estab escribiendo de química orgánica, fotos, y otras cosas. Yo tenía mucho frío. El maestro preparó una bebida y le adicionó gaseosa rosada. Decidí definitivamente que no era mi tipo de ceremonia.
De pronto comenzó, el chamán saludo a la laguna, y le hablo un buen rato. Laguna hermosa preciosa como una rosa, palomita linda, virgencita, laguna blanca pura, estamos acá en este dia lindo, en esta hora linda y compactada, con nuestros compactos, con esta gente linda que viene a vistarte a conocerte, laguna linda hermosa. Le habó largo, alrededor de esas ideas. Luego brindó con ella y le echó un poco de su bebida.
Pasó el profesor adelante y el maestro siguió hablando con la laguna, sobre el profesor, y después de un buen rato, él bebió su copa. Y así, siguieron los demás, el otro señor y Pablo. Cuando me tocaba, dije que yo no, que no era un buen día para mí, y me quedé parado, acompañándolos, mirando, respetuosamente, y sorprendido. Después las dos chicas que nos acompañaban.
Ahí vi que cerca había otros dos grupos, uno de ellos con extranjeros, gringos. EL maestro hablaba de la medicina natural, del respeto a la laguna, peor a mí no me cuadraba nada, y hacía cada vez más frío. Me aburrí y decidí irme al refugio a tomar algo caliente. Ya había admirado al laguna suficiente, y no me hacía falta ver el resto de la ceremonia, que mezclaba el discurso curandero, de la medicina natural, con el católico, jesús, vírgen y santos.
Después de eso volvieron a tomar esa bebida, uno por uno, luego aspiraron tabaco con perfume, después tomaron otra bebida con perfume también, les escupieron perfume, y finalmente se bañaron en la laguna. Hubo unos que vomitaban, pero claro, tomando esas cosas... Volvieron congelados. Extraña ceremonia, extraña experiencia chamánica. Normalmente se acompaña con la toma de san pedro, un cactus alucinogeno de la región, pero tampco estaba yo para eso en ese momento.
En mi ausencia, me contó Pablo lo que había pasado, y que le habían preguntado que porqué me había ido. Uno de ellos dijo "ese colombiano parece un brujo". Antes de irme me había preguntado que para que había ido hasta la alguna si no me iba a hacer la ceremonia... No entendió que yo sólo quería conocerla.
Y ahí quedó por lo pronto esa experiencia chamánica. Lástima, estaba ilusionado, peor bueno, así es.
Es confuso nuestro conocimiento ancestral. Sin embargo, tengo confianza, y lo sigo buscando.
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pueden ver fotos (lentamente desactualizadas) en
o en el blog de paul http://hastadonde.top-depart.com/
* del diario
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