_Las plantas, la mayoría, crecen en el cielo y bajan a la tierra. Bajan y no suben. Primero salen hojas y tallos, muy arriba, y de ahí van bajando hasta encontrar la tierra dudosa y perdida y echan raices fuertes que tienen poco de donde agarrarse, pues normalmente hay poco más que las otras plantas, viva y muertas, sobre un suelo ácido y arcilloso. Me recuerda mi primer trabajo como guardaparques en el Putumayo: cortar una hectarea de bosque para hacer la chagra de la cabaña, es decir, deforestar un poquito. En esas largas jornadas en que estaba en medio de la selva, machetiando todo lo machetiable, en trance, sucedía que al cortar un tronco me quedaba esperando que cayera, pero no, estaba colgado de quién sabe qué y no caía. Era necesario cortar arriba para que al romperse su conección con el cielo, cayera a tierra.
_La selva es la tierra donde las plantas se abrazan, se arrunchan y se apapachan. Hay unas que abrazan con tanto amor y necesidad, que terminan sofocando y absorbiendo al abrazado, hasta su muerte.
_En la selva es posible sentirse vulnerable a morir todo el tiempo. También es posible olvidarse de la muerte otros tiempos.
_En la selva uno se mueve entre dos espacios radicalmente opuestos. Uno está o adentro o afuera. En el río el espacio es abierto y la tierra es una línea entre el agua y el cielo. El cielo y el río son inmensos. La luz es inabarcable. Las nubes aparecen cómodas en este espacio infinito, no paran de caber más y más. Cuando uno entra, al pasar del río al bosque, apenas traspasa la barrera y queda dentro, el espacio se cierra, se oscurece, el cielo desaparece y no es posible recibir rayos del sol de manera directa. Igualmente la lluvia es lejana y solo llega abajo cierta humedad, a diferencia del río donde la lluvia es una tormenta que lo remueve todo y todo lo remoja. Adentro todo es vertical y repetitivo, afuera es horizontal e uniforme. Afuera todo está lejos, adentro todo se acerca. Palabras de adentro y de afuera: exceso/ausencia/, exhuberante/plano, claroscuro/luz plana, clima estable/cambios tormentosos, enredo/línea recta, capas superpuestas/fondos planos, sobreposición/continuidad, estático/fluido...
_Unos pocos árboles nacen de la tierra y suben al cielo, y sólo los más fuertes pueden llegar a la luz.
_La selva es una infinita red. Todo está interconectado. Por eso es a la vez tan fuerte y tan vulnerable: si se rompe un pedazo, todo el entorno lo recupera rapidamente, pero si el daño es demasiado grande, la red se rompe y se viene todo abajo.
_El piso de la selva es oscuro, dificil para la sobrevivencia de las plantas, entonces muchas deciden vivir arriba, en el cielo. Son los famosos epidendros. Epi (sobre) dendros (árbol).
_En las playas que deja el rio al disminuir su cauce, aprovechan la tierra para sembrar, calculando el tiempo de cosecha antes de la creciente. Se ve fríjol, arroz y maiz. Esto sucede solamente en el Perú. En cambio en Colombia y en Brasil, esta práctica no se ve más que en casos aislados.
_La farofa es deliciosa. El tucupí tambien es delicioso. Y el casabe, igual. Es más, toda la comida es maravillosa. Estando dentro del monte, no hace falta nada (claro está, estando cerca de habitantes de la selva, todos generosos) y uno olvida la comida producida de afuera. La carne de monte es inigualable. Nada como carne que come pepas de monte.
_Dentro de la selva no hay tierra como se entiende normalmente. Si uno mira el piso sólo hay una sobreposicion de hojas, semillas, palos, troncos caídos, bejucos, lianas, raíces, frutos, flores, todo en descomposición eterna. Sin embargo, no hay la asquerosidad de la pudrición, pues es tan rápida la captación de nutrientes que antes de podrirse ya están siendo reabsorbidos por los demás. Si uno escarba, es poco lo que encuentra, las redes de tejidos en el piso hacen de la labor muy dispendiosa y si se logra profundizar un poco solo se encuentra barro, arcilla y, a veces, agua. Acá no hay tierra como la conocemos.
_En la selva se puede inventar cualquier historia. La magía intrínseca que hay acá permite que haya posibilidad para todo. Acá podría inventar que en el Perú conocí al valiente pescador que hace poco salió en las noticias porque se salvó de ser devorado por un caimán que lo atrapó y lo llevó bajo el agua, al espicharle un ojo con los dedos, aparentemente la única manera de salvarse una vez atrapado por los dientes infalibles del predador. O quizás inventar que encontré el diario de la chica que se perdió durante una semana con su novio en la selva brasilera y que le pedía constantemente la navaja para quitarse la vida, pues cada día ahí (aquí) era indudablemente más doloroso que una etenridad en el infierno.
_El capinurí es el árbol de la fertilidad. Todo él es una alegoría al sexo masculino.
_La gente que vive en las ciudades de la selva no conoce el bosque ni el río. A duras penas preguntan con cara mestiza de miedo y asco ¿va a salir al rio? Por el monte, por ese ni preguntan.
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pueden ver fotos (lentamente desactualizadas) en
http://www.flickr.com/photos/cavernicolas
o unas muy pocas en el blog de paul http://hastadonde.top-depart.com/
* del diario
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