jueves 4 de septiembre, 2008 *
d 252 / k 3153
_iquitos, loreto, perú
La vida del hombre en la selva es una lucha constante que como exige fuerzas y voluntad, hace de los habitantes gente valiente y estoica. Los misterios y peligros de la selva llevaron a las comunidades durante siglos a vivir en comunión con el entorno. La vida estaba basada en un equilibrio divino y natural. Todos los seres eran gentes iguales con un lugar en el orden cósmico. La única manera de que la comunidad perdurara era respetándolo. De generación en generación se transmitía el conocimiento ancestralmente recibido de las deidades a través de diversos métodos igualmente divinos como el yagé.
De esta manera, todo estaba impregnado por una magia divina que garantizaba el equilibrio y dotaba la existencia de un sentido. La vida misma (el trabajo, el tiempo, los oficios, el conocimiento, las relaciones, el alimento, los rituales) estaba regida por una visión cosmológica integral, absoluta y eterna donde todo estaba conectado. Todo hacía parte de una sola cosa. Esa comprensión está indudablemente más allá de nuestro entendimiento. Y es que vivir de otra manera en la selva no es sostenible sicológica ni espiritualmente.
La colonización trajo simultáneamente el desencantamiento de la cultura y la imposición de creencias importadas. Cuando llegaron los nuevos habitantes intentaron implantar un modo de vida externo y desvirtuaron la manera local. Pero sobrevivir en la selva sin una fe que organice el mundo es imposible y ahora esos habitantes se apegan a creencias occidentalizadas llevadas hasta adoctrinamiento de la creencia cegadora. Esas creencias no tienen ninguna relación con el lugar, ni entienden sus necesidades ni su equilibrio. Fue tal la soberbia del forastero que nunca hubo siquiera el esfuerzo por entender el encantamiento intrínseco en la cultura autóctona. Ahora el mundo ha sido despojado de esa magia y las poblaciones están atiborradas de diversas iglesias, todas iguales pero diferentes, sectarias y excluyentes, y sobretodo, apartadas de la realidad. Se perdio la magia y el sentido que tenía la vida acá, y se disolvió todo el contenido, toda lógica y manera de relacionarse con el mundo. Pero bueno, eso no ha de extrañar. Es fácil destruir y seguir prejuicios, más no estudiar a partir del respeto y entender todas las dimensiones de la existencia.
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pueden ver fotos acá (lentamente desactualizadas)
o unas muy pocas en el blog de paul
* del diario
[ bicitácora en eterno borrador ]
[ bicitácora en eterno borrador ]
nota: Las entradas no están en orden cronológico, pero cada una tiene fecha: 'd' corresponde al día de viaje, siendo el primero -el día del viaje- el 'd 0'.
sábado, 29 de noviembre de 2008
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