Es raro viajar como colombiano, ser colombiano en el mundo. Aunque por vueltas de la vida, terminé siendo europeo a los veinticinco años, me siento colombiano, y cuando muestro mi pasaporte belga, no me siento del todo verdadero, pero lo es.
Así que cuando viajo, soy un colombiano (siempre lo primero que me preguntan es de donde soy, a todos ¿no? y ese simple hecho crea una imagen inmediata). Me gustaría viajar como nicolas y ya, pero no es posible. Así que hay que asumir el hecho de ser colombiano.
Este tema viene bien en este momento, donde los presidentes quieren hacer una guerra y nosotros, nada tenemos que ver con ellos. Cuando entré en Ecuador, conocí la mala imagen que tenemos ahí. Incluso otros colombianos que viven ahí dicen que hay muchos compatriotas que han ido y se han portado mal, y por su culpa tenemos una muy mala imagen y no nos quieren.
A medida que fui avanzando la cosa fue cambiando. Primero en la costa norte, donde se encuentra la mayor población afro del Ecuador. Ahí se sienten muy cercanos, e incluso muchos dicen que sus abuelos vinieron de colombia (buenaventura, timbiquí, guapí, tumaco). Y de ahí hacia el sur, hacía Manabí, he conocido a muchos que dicen que los colombianos tienen mala fama, pero "a mi me caen bien".
Lo que sí es raro es la etiqueta que uno lleva por el hecho de haber nacido en un lugar. Aunque claro que me siento colombiano, siento que no soy lo mismo que todos los demás, y cuando vuelvo a colombia, me siento muy distinto a la mayoría. Es difícil entender quien es uno, y hasta qué punto.
[ bicitácora en eterno borrador ]
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nota: Las entradas no están en orden cronológico, pero cada una tiene fecha: 'd' corresponde al día de viaje, siendo el primero -el día del viaje- el 'd 0'.
miércoles, 5 de marzo de 2008
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