los otros

lunes, marzo 3 de 2008
d 70 / k 907

En el viaje han ido apareciendo otros como nosotros. En Colombia, por mucho que viajé, no recuerdo haber visto nunca a otros viajando en bici. En Ecuador si he visto varios. Los primeros fueron el primer día de recorrido, entre Otavalo y Cayambe. Al final de una subida durísima (para ser el primer día), bajó la lluvia, llegamos a la cima. Había un café. Entramos como locos, congelados, mojados, cansados, sudados. El frío nos hizo quitar la camiseta mojada. Nos comimos muchos panecitos (bizcochos famosos), bocadillos, ponymaltas, cafés, quesillos.

En la mesa de al lado estaba un hombre gigante, con cara como de inglés con una diminuta coreana. Vestidos con toda la tecnología que ofrece el mercado, rompevientos, poncho especial para pedalear, de colores compañeros. Tomaban una sopa caliente, y ya. Afuera sus naves parqueadas. Dos super bicicletas, aperadas cada una cos 4 alforjas, una maletica en el timon, una maleta encima de la parrilla, un remolque con un baúl, y una maleta sobre el remolque. Aun no entendemos como cargaban tan grande carga, y menos aún, qué es todo lo que llevaban, pero lo hacían. Eran mucho mayores, tal ves a esa edad se compra más cosas, o se necesita más comodidad. La verdad, nos gusta más andar así, más bajo perfil, más livianos.

Los siguientes compañeros de ruta que aparecieron no los alcanzamos a ver. Se fueron de Ibarra antecitos de que llegaramos. pero nos contaron de ellos. Una pareja de belgas en un Tandem (bici larga para dos) que iban a Buenos Aires. Que raro viajar así, en una de esas bicis, tan largo.

Luego, bajando a la costa, nos cruzamos a un man solo, con 4 alforjas que parecía ir rumbo a Colombia. Que raro montar solo. Siempre pensamos con Pablo que así no lo haríamos. Mejor conocer gente y ser más, no demasiados, pero sí más. Nos contaron de un parche que vino a Ecuador de Brasil. Eran siete, hombres, y mujeres, alemanes, brasileros, ecuatoriano, y más. Se conocieron en la ruta. Que pereza cambiar una llanata solo. O lavar la ropa solo. Agradezco la compañía en estos viajes.

El último fue Alberto. Llevamos con él ya más de doscientos kilometros, más de 3 semanas. El iba sólo y claro, está feliz acompañado. El lleva un equipaje gigante y una super bici, y la experiencia ha demostrado que es mejor en una bici normalita y livianos que el otro caso. Ha sido rico ir con él. Se aprende mucho, se comparte mucho. De pronto estamso en situaciones muy íntimas, durmiendo en el mismo colchón los tres en la casa del chino, apenas conociéndonos. Y la gente, en estas situaciones, tiende a sacar lo mejor de sí. Claro, a veces lo peor. Es muy bonito compartir así. Y así, en el camino, va apreciendo mucha gente, que nunca aparecería en esa cotidianeidad de l aque vengo. Si uno está en su cuento, haciéndo lo que quiere, apareceran otros en ese mismo cuento.

Y bueno, la verdad es quequiero un perro. Quiero ese compañero para este viaje. Siempre he querido un perro para apsear, para caminar. Pero no lo tendría en un apartamento. Pero en este viaje sería perfecto. uno que le guste recorrer, correr. Que nos acompañe. Han habido un par de intentos, de perros que me persiguen en el camino, máximo una hora, pero cuando se dan cuenta que no los voy a alimentar, se van. Creo que hay que darles comida, ¿no? Sería ideal uno que, como nosotros, se hiciera a su comida por si sólo, watakushi... Pero como que así no son los perros. Bueno, espero que en el camino uno se venga conmigo y me enseñe a ser su compañero. ¿Aguna sugerencia para que un perrito de la calle se venga conmigo? ¿algún otro animal funcionará?... Mejor sólo que mal acompañado, pero como es de rico estar bien acompañado y no solo...

_____________________
pueden ver fotos (lentamente desactualizadas) en http://www.flickr.com/photos/66468173@N00/
o en el blog de paul (menos pero más actualizadas) http://hastadonde.top-depart.com/
* del diario